Nos pusimos de novios suponiendo
que ésa era nuestra meta
ENFOQUE
Cuando era más joven soñé ser
ingeniero, estudié a máximo y hasta fui al “preu”. Pasaron los años con buenos
y malos momentos y lleno de gozo recibí
“con distinción” mi diploma de ingeniero civil, estaba súper feliz. Después
encontré trabajo, y también encontré una hermosa niña que llenó mi vida. Me
creí que sabía todo. Pero había un algo, que me hacía sentirme vacío.
Un día me encontré con Pepe que
me hizo esta pregunta: “ qué vives tú realmente?
Después de escuchar mis
respuestas, me volvió a preguntar: Y para qué todo eso?
Desde ese momento descubrí que
mis labios estaban secos, que todo pasa, que un título es sólo un gran peldaño
en la vida, y empecé a cuestionar mi trascendencia, Empecé a estudiar sicología.
Han pasado los años y no he
parado de subir nuevos peldaños. Mi meta no era sólo ser ingeniero. Y lo más
hermoso es que encontré esa meta de mi vida, que me llena de alegría. Me he
dado cuenta de que amar es ser persona plena, el amor me perfecciona, me capacita
para tocar las cumbres en el desarrollo de mi propia personalidad. Así cumplo
el proyecto divino de “ser perfecto como Mi Padre Dios lo es”.
El “tirar”, “andar” o
“pololear” sin buscar el Amor, son simplemente senderos hacia una meta indefinida, vacía; es una fuerza y una energía que no
vitaliza, que no me compromete a dar. Me he dado cuenta de que no puedo
hacerlo solo, necesito de mi pareja, con la vista puesta al infinito, que me
estimula a respetar, a creer, a servir, incluso a estar dispuesto a dar la
vida. Esto tiene que ver con la sexualidad trascendente, que no es solamente
genital, pues mi cuerpo también me permite expresar la profundidad del ser yo
plenamente, que se proyecta fecundo al futuro.
Conocí una pareja de médicos, y
tuve la dicha de ser su testigo y les pregunté, después de 6 años cómo estaban,
cuántos hijos tenían. Ella, llena de medallas, sortijas y cadenas de oro, me
conto que habían visitado medio mundo, y él me respondió: Pepe;
“Ella no quiere tener hijos y
yo no puedo seguir así esta vida no me
proyecta a nada”.
Proyectarse
al infinito es tener ideales altos y trascendentes que me proyecten más allá de
lo humano, los hijos me hacen vivir plenamente la vida a todo pulmón, con metas
espirituales estimulantes, el triunfo del amor sobre el odio, de la verdad
sobre la mentira, de la belleza sobre la fealdad, de la justicia sobre la
Injusticia.
OTRO TESTIMONIO
Hace un tiempo atrás uno de mis
más grandes sueños fue terminar mi carrera y junto con ello encontrar una
pareja con quien sentirme bien, amada, entendida y aceptaba.
En alguna medida sabía muy bien
lo que esperaba de él; tenía que ser un hombre que fuese inteligente, amoroso,
un hombre con quien pudiese formar una familia y ser “feliz”. Desde que
comenzamos a conocernos, él me parecía un hombre fascinante. Así, luego de
conocernos un poco más, de mostrar todos nuestros lados brillantes y hermosos,
enganchamos y comenzamos a pololear. Al principio todo fue súper indo, era como
si una luz nueva y desconocida para mí alumbrara hasta las cosas más
chiquititas. El para mí lo era todo, me hacía reír, disfrutábamos muchas cosas
juntos, salíamos a bailar, al cine, conversábamos horas, las cuentas de “celular”
cada vez aumentaban; de verdad comencé a proyectarme con él. Estaba convencida
de que había alcanzado mis sueños. Además estaba terminando mi carrera, de
manera que me sentía total mente realizada,
Al terminar mi carrera, sólo él
ocupaba mi tiempo, y comencé a darme cuenta de que yo como persona tenía
necesidades y de que en mi vida se estaba creando un gran vacío. Al poco tiempo
comencé a sentir que mi felicidad dependía en parte de él y que yo en este
tiempo me había olvidado un poco de mí misma. Me empecé a sentir celosa de todo
aquello que él pudiese hacer sin mí.
Me di cuenta de que me había
despreocupado de mis sentimientos y me había empeñado en triunfar en el desafío
de tener una pareja sin importar el costo personal. Había olvidado mis propios
sueños. Cuando descubrí todo esto, me sentí un poco inútil vacía y hasta un poco tonta, había centrado mi
vida en una meta que ya había alcanzado y ahora no sabía qué hacer.
Después vino un tiempo de
empezar a escucharme, a ser consecuente con lo que sentía. En todo momento él
estuvo a mi lado, escuchándome, acompañándome. Sentí la libertad para seguir
soñando y haciendo proyectos, aunque estos sueños me alejaran de él. Empecé a
escuchar a mi profundidad, empecé a enrollarme con las cosas que siempre me
motivaron y a trabajar por mí misma. Me re-encontré con mis amigos, mi trabajo
social, volví a conectarme con mi fe profunda. El continúa a mi lado. Comprendí que el verdadero
amor no se estanca, por el contrario, nos ayuda a seguir soñando y construyendo
nuevas metas. Me siento orgullosa porque soy profesional, porque tengo una conciencia
social que me despierta y además quiero seguir estudiando, perfeccionándome,
conociendo nuevos idiomas, quiero trabajar con la gente que lo necesita y sé
que eso me hace sentir plena. Me siento amada porque el hombre que tengo a mi lado
me ha respetado,
Compartamos en pareja
• Para hacer más viva esta
preparación a tu compromiso, te ruego compartir algunos buenos y malos
momentos, junto con los sueños que has realizado en tu vida, así como lo ha
hecho Rosita.
Preguntas
profundas
• ¿Cuál es el proyecto o meta
para ustedes como pareja?
• ¿Cuáles son los sueños frente a este compromiso con tu pareja?
• ¿Qué te ha dado Dios? ¿Y tú
que le has dado? Sé sincero, ¿Cuál es la meta que Dios les propone?
1 comentario:
que hermoso regalo... un abrazo para ti pepito
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