Ella y yo,
¿Somos
de planetas distintos?
Soy
un milagro pacido del amor de Dios. Con paternal acierto y sabiduría, el
Creador ha puesto en mí grandes dones y una debilidad oculta tras una fuerza, a
veces aparente.
Soy
como un elástico que se estira y se encoge, con momentos de libertad y de enclaustramiento
en un ciclo que no se interrumpe jamás.
Fui creado para amar y ser amado; para
propiciar la vida y la continuación de ella, para proveer, proteger, idear,
buscar siempre soluciones para los demás, después a mí mismo; también para ser
feliz mientras enfrento yo solo cada desafío y para esconder que puedo sufrir
mucho si fracaso, pues mi éxito, mis logros y mi eficiencia son la medida de
cuánto valgo y lo que soy.
Fui creado para motivarme y adquirir fuerzas cuando
me siento necesitado por los demás, pues sentirme inútil es para mí una muerte lenta.
Necesito
ser el héroe en la historia de los demás sin perder mi identidad ni sentirme
prisionero, pero necesito constantemente encontrarme conmigo mismo, Me cuesta
compartir mis sentimientos, pues tiendo a ordenarlos, clasificarlos y
racionalizarlos.
Siempre he sido autosuficiente y me gusta serlo; pero también
quiero ser amado y admirado, y amar y admirar a otras personas, aquellas que
confían y esperan por mí para agradecer a Dios el ser un hombre,
Para
conversar
“Andamos, sin conocernos profundamente “
EN
FOQUE
A
las parejas les parece imposible aceptar esta afirmación:
¿Ustedes
se conocen realmente?; pero para mi hoy es una realidad.
No se atraen, no conocen sus vidas; son lindos…
“Cuando
yo empecé a pololear creí conocerme y conocerla, pero no conocía las reacciones
de ella y apenas las mías”. Conocer a una persona es saber con exactitud cómo
es esa persona en realidad, su capacidad de rabia normal, conocer sus
sentimientos profundos, conocer su capacidad de perdón, su armonía interior.
Ser hombre o ser mujer significa ser personas distintas, pero complementarias.
No me olvido de lo que dice Dios AMOR: “No
es bueno que el hombre esté solo, hagámosle una compañera semejante a él, no
una esclava”.
Fui
a la casa de Carmen, en la calle Brasil. Al entrar me di cuenta del conflicto.
Ella estaba gritando opresoramente: “Carmen, pásame los cigarros”. El es taba
mirando un video y los cigarros a dos metros.
El no se percató de que yo estaba
siendo testigo. Sonó el teléfono, y él con el mismo tono le ordenó que contestara.
Lo saludé, se cortó y compartimos la
situación. Le compartí una página del libro “Los hombres son de Marte y las
mujeres de Venus”.
Reconozco que mi visita fue inoportuna. Pero habría sido
peor quebrar ese “compartir en pareja y el romance; que tenía posibilidad de subsistir.
Le hice leer algunas de estas páginas del
libro que tiene que ver con ellos…
•
¿Aceptamos que somos distintos?
•
¿Nos respetamos en nuestra individualidad?
“Ojo” No es para utilizarlo mal
después y herirse.
De todas maneras les dejo este
manuscrito y los seguiré acompañando.
“Yo no te entiendo para nada. Eres igual que
tu madre. Ahora le encuentro toda la razón a tu padre- ¿Por qué tu pareja merece el mínimo respeto? Tú
padre que anda como el perro y el gato con la bruja de tu madre. Y ella tampoco
lo conocía en sus reacciones habituales
actitudes machistas ¿Eres capaz de aceptar al otro tal como es? ¿Cuánto tiempo?
Aquí
no se trata de saber quién tiene la razón, ¿Me doy cuenta que no me conozco
profundamente; quien tiene la culpa; se trata de aceptar la realidad?
Explícalo.
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