miércoles, 11 de abril de 2012


LA CONTEMPLACION COMO FUNDAMENTO DE LA AMISTAD PURA.

La amistad es uno de los hechos grupales más antiguos y más valiosos desde la antigüedad. Aunque se trate del grupo mínimo de dos la relación amistosa es un camino seguro para superar la enajenación y el egocentrismo, lo mismo que para entrar en el proceso de convertirse en persona.

Considero que la amistad es el culmen y coronación de las restantes formas de relación humana. Un matrimonio en el que los esposos rehúyen una verdadera amistad, tendrán gran dificultad para vivir con gozo y plenitud su alianza conyugal.
Una comunidad de Fe base llevará a culmen su doble función de liberación y comunión, si logra la creación de vínculos amistosos entre sus miembros.

Pero, la amistad no se tinca solamente en sentimientos de simpatía y afecto mutuos. Estos, en efecto, se demuestran enormemente débiles en los seres humanos. Hoy podemos experimentar el más vivo atractivo y cariño respecto al otro; pero mañana es probable que el entusiasmo afectivo haya desaparecido.
Inevitablemente, como ya habían descubierto los antiguos, la amistad requiere un fundamento sólido en el ser. De otra manera, no llegará a madurar como tal.
Pues bien, yo considero que el último fundamento real de la amistad es Dios.
Por tanto, si los amigos buscar consciente y contemplativamente al Señor, si aprenden a relacionarse en El y a tomar conciencia de que El nutre el amor que los une recíprocamente, es probable, más aún, es seguro que conocerán aquí en la tierra lo que será el cielo.

Algunos autores, a propósito de la relación conyugal, hablan del amor compañía puede  mantener unido solos cónyuges:
En efecto, en Dios se logra esa compenetración que hace de los amigos un solo corazón. Así se llega a saborear la alegría cumplida, que Jesús promete a os que permanecen en su amor, mediante el amor incondicional a los hermanos.

La confidencia culmen de la comunicación
Como recordé antes, la amistad representa una de las formas grupales con mayor intensidad en su dinámica. Esto vale sobre todo para la pareja de amigos, es decir, para la constelación de dos personas.

Muy  en general es válida la frase de que la amplitud de la vivencia común puede ser tanto mayor y la relación recíproca de cada persona puede configurarse de ‘un modo tanto más intenso cuantas menos personas pertenecen a la unidad social.

Así, el grado más elevado de lo que en la relación recíproca interpersonal designamos como intimidad o familiaridad, sólo puede realizarse en el grupo de dos, pequeña comunidad;”eclesiola.”

 Lo mismo puede decirse de la vivencia del Tú. El contenido más profundo de lo que el Tú significa sólo puede ser percibido en la relación entre dos seres humanos y es notado de un modo distinto con cada uno, ya que es la individualidad, la singularidad, la irrepetibilidad y la insustituibilidad del otro lo que se obtiene en la vivencia del Tú y sólo en ella. ‘La relación del Yo y Tú es única, pero esto no quiere decir que para cada Yo sólo exista un único Tú, siempre esta “él.”
Precisamente en la intimidad de la pareja de amigos, se llega al máximo de comunicación, al entrar en la relación yo-tú.
La interacción amistosa
Desde la antigüedad, como he insistido ya, los pensadores se han ocupado de este fenómeno grupal, que denominamos amistad.

Para Aristóteles, la amistad consiste en querer y pro mover el bien del amigo por el amigo mismo. Si lo buscamos por interés o por placer, ya no realizamos una amistad perfecta. Esta lo es cuando la motivación personal consiste en desear el bien del amigo. Pero, sin fijarse tanto en lo que el otro hace o tiene, sino a lo que es.
A partir del ser, una  persona puede convertirse en un buen amigo. El ejercicio repetido del trato amistoso, va engendrando una actitud de amistado un carácter leal. Lo cual se actualiza en concreto mediante amistades habituales y en un modo de ser amistoso.

Se puede concluir de lo anterior que la amistad es imposible entre hombres malos. Sí estos existiesen real mente como tales, serían incapaces de procurar el bien del amigo. Por tanto, la amistad exige en la persona la virtud, que le da la capacidad de obrar el bien.

La relación ‘social’ entre las personas se convierte en verdadera relación ‘amistosa’ por obra de la virtud. Esta, en efecto, sería condición necesaria y suficiente para que nazca la amistad donde relucen las TRE DIVINAS  

PERSONAS, que viven la amistad infinita, más bella y pura.
La amistad, en suma, es un amor de benevolencia recíproco fundado sobre una comunicación social y efectivamente realizado en tal comunicación. Con ella alcanzaría su modo efectivo y supremo el amor humano, en tanto que humano.”.Un solo mandamiento les dejo: que se amen como Yo los amo.

Es trinitario el verdadero amor.
En esta compenetración recíproca de los amigos, la comunicación alcanza su culmen. Me refiero a sentir los secretos del corazón en forma de confidencia
“Es cosa propia de la amistad que el amigo le revele al amigo sus secretos. Pues no parece que haya salido del propio corazón lo que se le revela al amigo”. 

“Es verdadero signo de amistad que el amigo revele al amigo los secretos de su corazón. Porque como los amigos tienen un solo corazón y una sola alma, no parece que el amigo ponga fuera de su corazón lo que revela al amigo”.
La amistad es contemplativa
A la luz de esos textos, que seguramente reflejan experiencia de amistad que nosotros hemos tenido, podemos empezar a reconocer la naturaleza hondamente contemplativa de la amistad humana.

Si contemplación es encuentro de corazón a corazón, entonces la amistad, por lo menos en ciertos momentos privilegiados, es interacción contemplativa. Incluso logra hacer de dos o más un solo corazón.

Entonces la comunicación no es solamente confidencial, sino intuitiva, sustancial y Trinitaria.
 “Repasando algunas de las tendencias en el grupo, lo que yo he estado describiendo, precisamente, es el hecho de que los individuos llegan a un contacto mucho más cercano y más directo entre ellos que el que es común en la vida ordinaria. 

Este parece ser uno de los aspectos más centrales, intensos y generadores de cambio de la experiencia grupal
Tal vez todos nosotros hemos vivido alguna experiencia Yo-Tú, al estar frente al amigo, al abrazar a la novia, al recargarnos en el hombro del padre o de la madre.
Son tres las esferas que permiten emitir la palabra,
Contemplación del amigo en el corazón de Dios
La relación Yo-Tú con el amigo tiene el poder de transparentamos al Tú eterno. La contemplación del amigo, en el silencio de un encuentro directo de corazón a corazón, nos remite irremediablemente a Dios.
Cada Tú particular abre una perspectiva sobre el Tú eterno: cada Tú particular; la palabra primordial se dirige al Tú eterno. A través de esa relación del de todos los seres se realizan y dejan de realizarse las relaciones entre ellos: el Tú innato se realiza en cada relación, y no se consume en ninguna. Sólo se consuma plenamente en a relación directa con el único Tú que, por su naturaleza, jamás puede convertirse en Ello”.

Así como el amor a la amiga se revierte hacia el propio yo con su respuesta amorosa, transformándose ambos en contempladores y contemplados, resulta también que la contemplación de la amistad nos abre la perspectiva del Tú eterno que es…
El fundamento último de la amistad

Al advertir que la relación yo-tú nos remite más allá de la persona del amigo, tenemos que preguntarnos¿ 
cuál es el fundamento real de la amistad?.

Para Aristóteles, la amistad tiene su fundamento en el carácter, “entendiendo por carácter no lo que nosotros llamamos personalidad, esto es, la peculiar realización de la propia persona, sino el especial modo de ser en cuya virtud una persona puede ser y es de hecho buen amigo”.

Sostenemos que la naturaleza humana, que presupone la sociedad, es el fundamento de la amistad;”no es bueno que la persona este sola”
Nada tan adecuado a nuestra naturaleza como la amistad:

La naturaleza no ama lo solitario, no quiere que los seres de ella nacidos, animales u hombres, existan en soledad: en ella tiene su verdadero origen la amistad,

Para santo Tomás, el fundamento de la relación amistosa es la comunicación con su triple aspecto, ontológico, psicológico y “espiritual”, que engendra la unión de semejanza, afectiva y efectiva.

Desde mi propia experiencia, la amistad se forma de una manera especial en la libertad personal. Los amigos tienen que enfrentar muchos obstáculos en su relación.
Aparte, la amistad tiene que enfrentar períodos inevitables de crisis. Las diferencias, los rasgos patológicos, los cambios de los amigos y otras muchas causas internas y externas, generan tensiones entre ellos.

Hay épocas de verdadera aridez, cansancio y hasta fastidio en la relación. Por tanto, si el amigo no decide pasar sobre todo eso a impulsos de su voluntad libre, será fácil que la amistad se corte.

Sin embargo, más allá de la propia libertad y de las exigencias de la naturaleza y de los vínculos de la comunicación, tenemos que reconocer un sustrato más profundo y sólido.
En última instancia, porque la amistad es intercambio de amistad en  una comunicación recíproca, tiene que apoyarse en Dios Padre o Amor Eterno.

Contemplación amistosa en Dios

Aquí mi testimonio podría ser abundante si supiese verbalizar mis experiencias adecuadamente.
Aparte de haber comprobado que el Tú particular del amigo nos hace descubrir y dirigirnos al Tú eterno, he podido experimentar que ese encuentro contemplativo con Dios, me coloca en el corazón de Dios juntamente con mi amigo. Como si ambos nos sumergiéramos en el océano infinito del amor divino TRINO.

Allá en el mar eterno del amor, empiezo a descubrir la realidad más profunda valiosa del que es objeto de mi amor y de mi amistad. Es como si advirtiera en él o en ella todo su valor como imagen de Dios.

En ocasiones, ese valor personal del amigo es percibido como una luz. Pero una luz más hermosa que la de cualquier estrella o la del más bello diamante de esta tierra.

Se comprende así que el ser humano nunca debiera ser tomado como medio para otros fines. El otro, en especial el amigo, es un fin en sí mismo, digno de todo respeto y admiración.

Al lograr una valoración semejante del amigo, nace internamente la gana de realizar las obras que transforman la benevolencia en beneficencia. Se siente un impulso poderoso a pasar del amor afectivo al amor efectivo, constructivo y transformante.

Pero, colocados en esta vivencia contemplativa de la amistad, podemos reconocer más fácilmente las limita- ciones  del propio yo. Descubrirnos que somos incapaces de realizar todo el bien que queremos para el amigo.

En tal situación, yo he podido experimentar como hecho, como realidad tangible, la grandeza inabarcable del Tú, en particular, del amigo. Entonces he llegado a comprender, intuitiva y vivencialmente estas palabras de san Juan de la Cruz:

“Un solo pensamiento de la persona vale más que todo el mundo; por tanto, sólo Dios es digno de él”.
Solamente la contemplación del amigo desde la óptica de Dios Amor nos puede llevar a reconocer que él vale más que todo el universo. En consecuencia, si queremos amarlo como realmente se merece, necesitamos asociarnos con Dios, para ejecutar juntamente con su Hijo y el Espíritu Santo, el amor ilimitado que El nutre para nuestros amigos.

Si los casados supieran trabar una amistad verdadera, se les haría breve la vida para adentrarse en el misterio de la hermosura, valor y dignidad de su pareja. Sentirían envidia de Dios para poder amar al cónyuge como Dios lo ama, pues sólo Dios está a la altura de él.

Tendencia creadora de la amistad

Puesto que el amor de amistad penetra en el corazón del amigo, tiene la posibilidad de descubrirlas facciones del yo positivo y verdadero del otro ser humano. Advierte las potencialidades que existen en él para llegar a convertirse en persona. También puede reconocer las cualidades y talentos que el otro aún no ha actualizado, pero que ya podría actualizar y desarrollar.

No es fácil encontrar personas que hayan superado del todo la enajenación y el egocentrismo. Sin embargo, el futuro de la humanidad las requiere para que se aleje el peligro de la destrucción total, lo mismo que la injusticia, la violencia, el odio y otros males parecidos, que nosotros los humanos producimos. Sin FE en ÉL, cada día nos oscurecemos todos, porque es trabajo nuestro irradiarnos

La realidad del mundo y del hombre contemporáneos nos manifiestan la urgencia con que necesitamos promover las amistades. No sólo para aprender a valorar hasta lo último al ser humano, sino también para impulsar el cambio social, el establecimiento de la justicia y la integración de la comunidad internacional; pero con ÉL; sin  este requisito es imposible
Creatividad del amor

Ya he insinuado que el amor nos permite conocer a fondo al amigo o, en general, a la persona amada. San Agustín había verificado que sólo conocemos bien lo que amamos.
Y sin amor, es imposible reconocer los rasgos más esenciales del Tú. En este sentido, el amor es creativo en cuanto que le da al otro una imagen auténtica de su yo.

Como dije páginas atrás, cuando vivimos el amor al amigo, advertimos en él un Foco de valor y dignidad, que brilla con destellos de hermosura y bondad naturales. Por tanto, si logramos verbalizar esta experiencia que tenemos de su grandeza personal, tal vez consigamos que él tome conciencia de lo que realmente vale y de lo mucho que puede lograr.
En esta perspectiva, se tiene actualmente la conciencia de que nadie puede llegar a ser verdaderamente él mismo, si no tiene la vivencia de sentirse amado. Pero, aquí se sobreentiende que el amor recibido es auténtico, esto es, dotado con las características que páginas atrás reconocíamos en la amistad.

A lo que santo Tomás denomina amor de benevolencia,
Todos estos autores admiten que el amor no sólo brinda un conocimiento verdadero de si mismo. Aparte, crea el clima cálido, vivificante y transformante que el otro necesita para nacer en el proceso de convertirse en persona.

‘Este segundo nacimiento abrirá la puerta de tu celda en la prisión de la soledad, para que encuentres alegría en todo el bien que hay dentro de ti y a tu alrededor.

Para volverte abierto a toda la bondad existente, y encontrar así la felicidad mediante la afirmación de esa bondad, sea en los seres vivos, sea en las cosas, tú necesitas primero ser tú mismo. Para ser tú mismo, tu necesitas primero convertirte en ti mismo.
Para convertirte en ti mismo tú necesitas primero recibir el don de ti mismo.
Para recibir este don, tiene que haber otro que da, que da sin tomar, sin pedir nada, que te da lo que no es suyo, sino tuyo, tu propia bondad.

El otro puede hacer esto solamente cuando él es feliz consigo mismo, y así está abierto a la bondad de todos los demás”.
Este texto es altamente aplicable a la persona del amigo. Este, silo es de verdad, se comporta de tal manera, que da lugar a ese segundo nacimiento.
 Pero antes, como insinué más arriba, sabe crear un ambiente propicio para que el amigo llegue a convertirse en él mismo, Y crea tal ambientación, semejante a una matriz, precisa mente a través del amor de benevolencia. Este “envuelve al objeto en una atmósfera favorable, y es, de cerca o de lejos, caricia, halago, corroboración, mimo, en suma”.

Con toda razón se puede sostener que la amistad, igual que todo amor auténtico, crea recíprocamente a los amigos. En este sentido, el queda sin tomar, sin pedir nada, y da, no lo propio, sino lo del amigo, acaba recibiendo una respuesta semejante. Entonces él mismo recibe la bondad, el valor y la dignidad, que Dios había sembrado en él desde su primer nacimiento.

Comprendemos ahora cuán deseable es la amistad para la sociedad de hoy. La familia se está desmoronando y la fidelidad a la pareja y otras relaciones cercanas caen en la disolución, entre otras cosas, por falta de vínculos amistosos llenos de amor Divino.

Los padres de familia completarían su obra creadora, después de procrear a sus hijos, si llegaran a convertirse en amigos de éstos. Respecto a este tipo de amistad, Para los padres: el mejor medio de llegar a ser amigos de sus hijos es ser amigos entre ellos.

Para los hijos: la amistad con los padres no es suficiente. Y puede convertirse en una especie de secuestro psicológico que les impida la extroversión fuera del ámbito familiar, necesario para la superación del narcisismo juvenil. Todo joven necesita una relación amistosa más allá de la familia”.

En resumen, el amor que caracteriza a la amistad es una fórmula concreta para ayudarnos a superar la enajenación y el egocentrismo. Lo cual se consigue, propiamente, con la ayuda recíproca para convertirse cada quien, cada uno de los amigos, en el que realmente es. Y en el fondo, cada ser humano es persona en germen o en potencia. Por tanto y más que nadie, el amigo facilita que el amigo se con vierta en un ser único e irrepetible, responsable, libre y aprendiz constante del arte de amar.

Los amigos comparten a Dios, tres veces AMOR.

No sólo se puede dar al amigo la bondad que ya existe en él y que es semilla para que se convierta en persona. Aparte de esto, que ya es bastante y muy escaso por cierto, en la amistad podemos dar a Dios.

Corno sabemos, Dios está presente en el corazón del amigo. Pero, con frecuencia, mi amigo no disfruta la presencia del Señor y no recibe, en forma gozosa y contemplativa, su amor infinito.

Por más que yo ame a m amigo, nunca seré capaz de amarlo como el Señor lo ama.
Por eso afirmé páginas atrás que, si amamos de verdad y con todo el corazón, sentiremos envidia de Dios. No en el sentido negativo, sino en el anhelo positivo de poder ser constantes, generosos, incondicionales en nuestro amor al amigo.

Esta necesidad de asemejamos a Dios en el amor que El le tiene a nuestros amigos, nos empuja espontánea mente a la práctica de la oración contemplativa. Si ésta es una forma concreta para beber de la Fuente del amor, entonces sea bienvenida.
Este método de oración me llevará a colocar el corazón único que formamos mi amigo y yo, en lo más profundo del corazón de Dios. Y sin proponérmelo, enseñaré a mi amigo la práctica de la contemplación integradora. Y al orar juntos llegaremos -como yo he podido comprobarlo- a una identificación, no sólo entre nosotros mismos, sino también respecto a todos los hombres, la creación, el cosmos y Dios.

La oración contemplativa, silenciosa y ejecutada al unísono, hace que el éxtasis de la amistad se desborde más allá de los límites del universo infinito. Ya santo Tomás afirmaba que la amistad, porque entraña un amor de benevolencia, es un éxtasis, esto es, un salir de sí.

Tal amor produce éxtasis, porque pone al amante fuera de sí”.
“Se dice entonces que el amor produce y hace hervir el éxtasis”.
Si ya el amor por cuenta propia nos hace salir de los límites estrechos del yo, para trasladarnos al más profundo centro del amigo, imaginemos el jalón infinito del éxtasis, cuando formando un solo corazón con el amigo, nos trasladamos hasta el amor DIVINO que es Dios.

Esta es mi experiencia. Y aunque reconozco que es un don, tanto el amigo como el Espíritu que nos lleva a lo profundo de Dios, creo que todos podemos hacer mucho para disponemos a recibir semejante regalo.

“En otras almas que no han llegado a esta unión, aunque no está desagradado, porque en fin están en gracia, pero, por cuanto aun no están bien dispuestas, aunque mora en ellas, mora secreto para ellas; porque -no le sienten de ordinario, sino cuando él les hace algunos recuerdos sabrosos.
El amigo, más que nadie, tiene la posibilidad de ayudarnos a recibir contemplativamente el auto donación de Dios.

“Si hablamos de la felicidad en la vida presente, es preciso decir, con el filósofo (Aristóteles), que el hombre feliz tiene necesidad de los amigos; no para su utilidad, puesto que se basta a sí mismo, y tampoco para su deleite, puesto que en la práctica de su virtud encuentra un gozo perfecto; pero tiene necesidad de los amigos en vista del bien obrar, es decir, a fin de hacerles el bien, de complacerse viéndoles hacer el bien a todos.

Porque la persona tiene necesidad de sus amigos para bien obrar, así en las obras de la vida activa como en las obras de la vida contemplativa’.
Si el progreso en la oración requiere una comunidad, con mayor razón necesita uno o algunos amigos. Estos nos ayudan a perseverar sin desfallecer en la práctica contemplativa.

Y esta forma de orar, porque nos adentra en la intimidad del Padre por Cristo y en el Espíritu, hace que el vínculo y fundamento de nuestra amistad sea Dios.
Cierro este capítulo con la oración de un sacerdote obrero, que murió en un accidente de trabajo, y que expresa mi propia experiencia:

“Señor, he buscado la intimidad de mi amigo, y he Encontrado tu intimidad; he buscado lo que formaba la eterna juventud del amor de mi amigo y te he encontrado. He buscado el sentido profundo de la mirada de mi amigo, y he descubierto tu rostro.

Desde que te he encontrado en mi amigo, e busco en ti. Busco el penetrar en su intimidad, penetrando en tu rostro, encontrar su amor de forma que siga siendo eternamente joven penetrando en la eterna juventud de tu Amor”.’

CONTEMPLATIVOS EN LA INTIMIDAD
En algún momento he mencionado el riesgo de buscar en la oración contemplativa un refugio para nuestro ego- centrismo, cayendo en un narcicismo cósmico. Esto, como es de suponer, nos enajenaría respecto a nuestros compromisos y obligaciones con el mundo, con los hombres y, en particular, con los más pobres.
De acuerdo a la sicología cristiana  resulta patente que Dios, igual que en otras épocas, nos muestra una preferencia marcada por los más pobres; han esperado mucho.
Por tanto, si la oración y especialmente la contemplación se nutren del contacto directo con Dios;

, sería absurdo que un orante o un contemplativo pudiese descuidar el compromiso con los pobres y oprimidos.

Por el contrario, si la oración contemplativa es auténtica, tarde o temprano acabará experimentando una dinámica interior. Esta lo impulsará, como una tendencia irresistible hacia las tareas propias de la liberación.

El Documento de Puebla es muy elocuente porque, reafirmando las preocupaciones del Vaticano II y las denuncias hechas por los Documentos de Medellín, correlaciona muy íntimamente la comunión con Dios y la praxis de liberación.

“Cristo nos revela que la vida divina es comunión trinitaria. Padre, Hijo y Espíritu viven, en perfecta inter comunión de amor, el misterio supremo de la unidad. De allí procede todo amor y toda comunión, para grandeza y dignidad de la existencia humana.”Él se hizo pobre como cada uno de los pobres de la humanidad”. Son los predilectos de ÉL.

“TUVE: HAMBRE, SED, ENFERMO, SOLO, MORIBUNDO”
¿Qué hiciste?

La comunión que ha de construirse entre los hombres abarca el ser, desde las raíces de su amor y ha de manifestarse en toda la vida, aún en su dimensión económica, social y política. Producida por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es la comunicación de su propia comunión trinitaria”. Amen, amen, amenTQM
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