LA CONTEMPLACION COMO FUNDAMENTO DE LA AMISTAD PURA.
La
amistad es uno de los hechos grupales más antiguos y más valiosos desde la
antigüedad. Aunque se trate del grupo mínimo de dos la relación amistosa es un
camino seguro para superar la enajenación y el egocentrismo, lo mismo que para
entrar en el proceso de convertirse en persona.
Considero
que la amistad es el culmen y coronación de las restantes formas de relación
humana. Un matrimonio en el que los esposos rehúyen una verdadera amistad,
tendrán gran dificultad para vivir con gozo y plenitud su alianza conyugal.
Una
comunidad de Fe base llevará a culmen su doble función de liberación y
comunión, si logra la creación de vínculos amistosos entre sus miembros.
Pero, la amistad no se tinca
solamente en sentimientos de simpatía y afecto mutuos. Estos, en efecto, se
demuestran enormemente débiles en los seres humanos. Hoy podemos experimentar
el más vivo atractivo y cariño respecto al otro; pero mañana es probable que el
entusiasmo afectivo haya desaparecido.
Inevitablemente,
como ya habían descubierto los antiguos, la amistad requiere un fundamento
sólido en el ser. De otra manera, no llegará a madurar como tal.
Pues
bien, yo considero que el último fundamento real de la amistad es Dios.
Por
tanto, si los amigos buscar consciente y contemplativamente al Señor, si
aprenden a relacionarse en El y a tomar conciencia de que El nutre el amor que
los une recíprocamente, es probable, más aún, es seguro que conocerán aquí en
la tierra lo que será el cielo.
Algunos
autores, a propósito de la relación conyugal, hablan del amor compañía puede mantener unido solos cónyuges:
En
efecto, en Dios se logra esa compenetración que hace de los amigos un solo
corazón. Así se llega a saborear la alegría cumplida, que Jesús promete a os
que permanecen en su amor, mediante el amor incondicional a los hermanos.
La
confidencia culmen de la comunicación
Como
recordé antes, la amistad representa una de las formas grupales con mayor
intensidad en su dinámica. Esto vale sobre todo para la pareja de amigos, es
decir, para la constelación de dos personas.
Muy en general es válida la frase de que la amplitud de la vivencia común puede ser
tanto mayor y la relación recíproca de cada
persona puede configurarse de ‘un modo tanto más intenso cuantas menos personas
pertenecen a la unidad social.
Así,
el grado más elevado de lo que en la relación recíproca interpersonal
designamos como intimidad o familiaridad, sólo puede realizarse en el grupo de
dos, pequeña comunidad;”eclesiola.”
Lo mismo puede decirse de la vivencia del Tú.
El contenido más profundo de lo que el Tú significa sólo puede ser percibido en
la relación entre dos seres humanos y es notado de un modo distinto con cada
uno, ya que es la individualidad, la singularidad, la irrepetibilidad y la
insustituibilidad del otro lo que se obtiene en la vivencia del Tú y sólo en
ella. ‘La relación del Yo y Tú es única, pero esto no quiere decir que para
cada Yo sólo exista un único Tú, siempre
esta “él.”
Precisamente
en la intimidad de la pareja de amigos, se llega al máximo de comunicación, al
entrar en la relación yo-tú.
La
interacción amistosa
Desde
la antigüedad, como he insistido ya, los pensadores se han ocupado de este
fenómeno grupal, que denominamos amistad.
Para
Aristóteles, la amistad consiste en querer y pro mover el bien del amigo por el
amigo mismo. Si lo buscamos por interés o por placer, ya no realizamos una amistad
perfecta. Esta lo es cuando la motivación personal consiste en desear el bien
del amigo. Pero, sin fijarse tanto en lo que el otro hace o tiene, sino a lo
que es.
A
partir del ser, una persona puede
convertirse en un buen amigo. El ejercicio repetido del trato amistoso, va
engendrando una actitud de amistado un carácter leal. Lo cual se actualiza en
concreto mediante amistades habituales y en un modo de ser amistoso.
Se
puede concluir de lo anterior que la amistad es imposible entre hombres malos. Sí estos existiesen real
mente como tales, serían incapaces de procurar el bien del amigo. Por tanto, la
amistad exige en la persona la virtud, que le da la capacidad de obrar el bien.
La
relación ‘social’ entre las personas se convierte en verdadera relación ‘amistosa’
por obra de la virtud. Esta, en efecto, sería condición necesaria y suficiente
para que nazca la amistad donde relucen las TRE DIVINAS
PERSONAS, que viven la amistad infinita, más
bella y pura.
La
amistad, en suma, es un amor de benevolencia recíproco fundado sobre una
comunicación social y efectivamente realizado en tal comunicación.
Con ella alcanzaría
su modo efectivo y supremo el amor humano, en tanto que humano.”.Un
solo mandamiento les dejo: que se amen como Yo los amo. Es trinitario el verdadero
amor.
En
esta compenetración recíproca de los amigos, la comunicación alcanza su culmen.
Me refiero a sentir los secretos del corazón en forma de confidencia
“Es
cosa propia de la amistad que el amigo le revele al amigo sus secretos. Pues no
parece que haya salido del propio corazón lo que se le revela al amigo”. “Es
verdadero signo de amistad que el amigo revele al amigo los secretos de su
corazón. Porque como los amigos tienen un solo corazón y una sola alma, no
parece que el amigo ponga fuera de su corazón lo que revela al amigo”.
La
amistad es contemplativa
A
la luz de esos textos, que seguramente reflejan experiencia de amistad que
nosotros hemos tenido, podemos empezar a reconocer la naturaleza hondamente
contemplativa de la amistad humana.
Si
contemplación es encuentro de corazón a corazón, entonces la amistad, por lo
menos en ciertos momentos privilegiados, es interacción contemplativa. Incluso
logra hacer de dos o más un solo corazón.
Entonces
la comunicación no es solamente confidencial, sino intuitiva, sustancial y
Trinitaria.
“Repasando algunas de las tendencias en el
grupo, lo que yo he estado describiendo, precisamente, es el hecho de que los
individuos llegan a un contacto mucho más cercano y más directo entre ellos que
el que es común en la vida ordinaria. Este parece ser uno de los aspectos más
centrales, intensos y generadores de cambio de la experiencia grupal
Tal
vez todos nosotros hemos vivido alguna experiencia Yo-Tú, al estar frente al
amigo, al abrazar a la novia, al recargarnos en el hombro del padre o de la
madre.
Son
tres las esferas que permiten emitir la palabra,
Contemplación
del amigo en el corazón de Dios
La
relación Yo-Tú con el amigo tiene el poder de transparentamos al Tú eterno. La contemplación del
amigo, en el silencio de un encuentro directo de corazón
a corazón, nos remite irremediablemente a Dios.
Cada
Tú particular abre una perspectiva sobre el
Tú eterno: cada Tú particular; la palabra primordial se dirige al Tú
eterno. A través de esa relación del Tú de
todos los seres se realizan y dejan de realizarse las relaciones entre ellos:
el Tú innato se realiza en cada relación, y no se consume en ninguna.
Sólo se
consuma plenamente en a relación directa con el único Tú que, por su naturaleza, jamás puede convertirse en Ello”.
Así como el amor a la amiga se
revierte hacia el propio yo con su respuesta amorosa, transformándose ambos en
contempladores y contemplados, resulta también que la contemplación de la
amistad nos abre la perspectiva del Tú
eterno que es…
El
fundamento último de la amistad
Al
advertir que la relación yo-tú nos remite más allá de la persona del amigo,
tenemos que preguntarnos¿ cuál es el
fundamento real de la amistad?.
Para
Aristóteles, la amistad tiene su fundamento en el carácter, “entendiendo por
carácter no lo que nosotros llamamos
personalidad, esto es, la peculiar realización de la propia persona, sino
el especial modo de ser en cuya virtud una persona puede ser y es de hecho buen
amigo”.
Sostenemos
que la naturaleza humana, que
presupone la sociedad, es el fundamento de la amistad;”no es bueno que la persona
este sola”
Nada
tan adecuado a nuestra naturaleza como la amistad:
La
naturaleza no ama lo solitario, no quiere que los seres de ella nacidos, animales
u hombres, existan en soledad: en ella tiene su verdadero origen la amistad,
Para
santo Tomás, el fundamento de la relación amistosa es la comunicación con su
triple aspecto, ontológico, psicológico y “espiritual”, que engendra la unión
de semejanza, afectiva y efectiva.
Desde
mi propia experiencia, la amistad se forma de una manera especial en
la libertad personal. Los amigos tienen que
enfrentar muchos obstáculos en su relación.
Aparte,
la amistad tiene que enfrentar períodos inevitables de crisis. Las diferencias,
los rasgos patológicos, los cambios de los amigos y otras muchas causas internas
y externas, generan tensiones entre ellos.
Hay
épocas de verdadera aridez, cansancio y hasta fastidio en la relación. Por
tanto, si el amigo no decide pasar sobre todo eso a impulsos de su voluntad
libre, será fácil que la amistad se corte.
Sin
embargo, más allá de la propia libertad y de las exigencias de la naturaleza y
de los vínculos de la comunicación, tenemos que reconocer un sustrato más profundo
y sólido.
En
última instancia, porque la amistad es intercambio de amistad en una comunicación recíproca, tiene que apoyarse
en Dios Padre o Amor Eterno.
Contemplación
amistosa en Dios
Aquí
mi testimonio podría ser abundante si supiese verbalizar mis experiencias adecuadamente.
Aparte
de haber comprobado que el Tú particular del amigo nos hace descubrir y
dirigirnos al Tú eterno, he podido
experimentar que ese encuentro contemplativo con Dios, me coloca en el corazón de Dios juntamente con mi amigo. Como si ambos
nos sumergiéramos en el océano infinito del amor divino TRINO.
Allá
en el mar eterno del amor, empiezo a descubrir la realidad más profunda valiosa
del que es objeto de mi amor y de mi amistad. Es como si advirtiera en él o en
ella todo su valor como imagen de Dios.
En
ocasiones, ese valor personal del amigo es percibido como una luz. Pero una luz
más hermosa que la de cualquier estrella o la del más bello diamante de esta
tierra.
Se
comprende así que el ser humano nunca debiera ser tomado como medio para otros fines.
El otro, en especial el amigo, es un fin
en sí mismo, digno de todo respeto y admiración.
Al
lograr una valoración semejante del amigo, nace internamente la gana de
realizar las obras que transforman la benevolencia en beneficencia. Se siente
un impulso poderoso a pasar del amor afectivo al amor efectivo, constructivo y
transformador.
Pero,
colocados en esta vivencia contemplativa de la amistad, podemos reconocer más
fácilmente las limita- ciones del propio
yo. Descubrirnos que somos incapaces de realizar todo el bien que queremos para
el amigo.
En
tal situación, yo he podido experimentar como hecho, como realidad tangible, la
grandeza inabarcable del Tú, en particular, del amigo. Entonces he llegado a
comprender, intuitiva y vivencialmente estas palabras de san Juan de la Cruz:
“Un
solo pensamiento de la persona vale más que todo el mundo; por tanto, sólo Dios es digno de él”.
Solamente
la contemplación del amigo desde la óptica de Dios Amor nos puede llevar a
reconocer que él vale más que todo el universo.
En consecuencia, si queremos
amarlo como realmente se merece, necesitamos asociarnos
con Dios, para ejecutar juntamente con su Hijo y el Espíritu Santo, el amor
ilimitado que El nutre para nuestros amigos.
Si los casados supieran trabar
una amistad verdadera, se les haría breve la vida para adentrarse en el
misterio de la hermosura, valor y dignidad de su pareja. Sentirían envidia de
Dios para poder amar al cónyuge como Dios lo ama, pues sólo Dios está a la altura
de él.
Tendencia creadora
de la amistad
Puesto
que el amor de amistad penetra en el corazón del amigo, tiene la posibilidad de
descubrirlas facciones del yo positivo y verdadero del otro ser humano. Advierte
las potencialidades que existen en él para llegar a convertirse en persona.
También puede reconocer las cualidades y talentos que el otro aún no ha
actualizado, pero que ya podría actualizar y desarrollar
.
No
es fácil encontrar personas que hayan superado del todo la enajenación y el
egocentrismo. Sin embargo, el futuro de la humanidad las requiere para que se
aleje el peligro de la destrucción total, lo mismo que la injusticia, la
violencia, el odio y otros males parecidos, que nosotros los humanos
producimos. Sin FE en ÉL, cada día nos oscurecemos
todos, porque es trabajo nuestro irradiarnos
La
realidad del mundo y del hombre contemporáneos nos manifiestan la urgencia con
que necesitamos promover las amistades. No sólo para aprender a valorar hasta
lo último al ser humano, sino también para impulsar el cambio social, el establecimiento de la justicia y la integración de
la comunidad internacional; pero con ÉL; sin
este requisito es imposible
Creatividad
del amor
Ya
he insinuado que el amor nos permite conocer a fondo al amigo o, en general, a
la persona amada. San Agustín había verificado que sólo conocemos bien lo que
amamos.
Y
sin amor, es imposible
reconocer los rasgos más esenciales del Tú.
En este sentido, el amor es creativo en cuanto que le da al otro una imagen
auténtica de su yo.
Como
dije páginas atrás, cuando vivimos el amor al amigo, advertimos en él un Foco
de valor y dignidad, que brilla con destellos de hermosura y bondad naturales.
Por tanto, si logramos verbalizar esta experiencia que tenemos de su grandeza
personal, tal vez consigamos que él tome conciencia de lo que realmente vale y
de lo mucho que puede lograr.
En
esta perspectiva, se tiene actualmente la conciencia de que nadie puede llegar
a ser verdaderamente él mismo, si no tiene la vivencia de sentirse amado. Pero,
aquí se sobreentiende que el amor recibido es auténtico, esto es, dotado con
las características que páginas atrás reconocíamos en la amistad.
A
lo que santo Tomás denomina amor de benevolencia,
Todos
estos autores admiten que el amor no sólo brinda un conocimiento verdadero de
si mismo. Aparte, crea el clima cálido, vivificante y transformante que el otro
necesita para nacer en el proceso de convertirse en persona.
‘Este
segundo nacimiento abrirá la puerta de tu celda en la prisión de la soledad,
para que encuentres alegría en todo el bien que hay dentro de ti y a tu
alrededor.
Para
volverte abierto a toda la bondad existente, y encontrar así la felicidad
mediante la afirmación de esa bondad, sea en los seres vivos, sea en las cosas,
tú necesitas primero ser tú mismo. Para ser tú mismo, tu necesitas primero
convertirte en ti mismo.
Para convertirte en
ti mismo tú necesitas primero recibir el don de ti mismo.
Para recibir este
don, tiene que haber otro que da, que da sin tomar, sin pedir nada, que te da
lo que no es suyo, sino tuyo, tu propia bondad.
El otro puede hacer esto solamente cuando él
es feliz consigo mismo, y así está abierto a la bondad de todos los demás”.
Este
texto es altamente aplicable a la persona del amigo. Este, silo es de verdad,
se comporta de tal manera, que da lugar a ese segundo nacimiento.
Pero antes, como insinué más arriba, sabe
crear un ambiente propicio para que el amigo llegue a convertirse en él mismo,
Y crea tal ambientación, semejante a una matriz, precisa mente a través del
amor de benevolencia. Este “envuelve al objeto en una atmósfera favorable, y
es, de cerca o de lejos, caricia, halago, corroboración, mimo, en suma”.
Con
toda razón se puede sostener que la amistad, igual que todo amor auténtico,
crea recíprocamente a los amigos. En este sentido, el queda sin tomar, sin
pedir nada, y da, no lo propio, sino lo del amigo, acaba recibiendo una
respuesta semejante. Entonces él mismo recibe la bondad, el valor y la
dignidad, que Dios había sembrado en él desde su primer nacimiento.
Comprendemos
ahora cuán deseable es la amistad para la sociedad de hoy. La familia se está
desmoronando y la fidelidad a la pareja y otras relaciones cercanas caen en la
disolución, entre otras cosas, por falta de vínculos amistosos llenos de amor
Divino.
Los
padres de familia completarían su obra creadora, después de procrear a sus
hijos, si llegaran a convertirse en amigos de éstos. Respecto a este tipo de
amistad, Para los padres: el mejor medio de llegar a ser amigos de sus hijos es
ser amigos entre ellos.
Para los hijos: la
amistad con los padres no es suficiente. Y puede convertirse en una especie de
secuestro psicológico que les impida la extroversión fuera del ámbito familiar,
necesario para la superación del narcisismo juvenil. Todo joven necesita una
relación amistosa más allá de la familia”.
En
resumen, el amor que caracteriza a la amistad es una fórmula concreta para
ayudarnos a superar la enajenación y el egocentrismo. Lo cual se consigue,
propiamente, con la ayuda recíproca para convertirse cada quien, cada uno de
los amigos, en el que realmente es. Y en el fondo, cada ser humano es persona en
germen o en potencia.
Por tanto y más que nadie, el amigo facilita que el amigo
se con vierta en un ser único e irrepetible, responsable, libre y aprendiz
constante del arte de amar.
Los
amigos comparten a Dios, tres veces AMOR.
No
sólo se puede dar al amigo la bondad que ya existe en él y que es semilla para
que se convierta en persona. Aparte de esto, que ya es bastante y muy escaso
por cierto, en la amistad podemos dar a Dios.
Corno sabemos, Dios está
presente en el corazón del amigo. Pero, con frecuencia, mi amigo no disfruta la
presencia del Señor y no recibe, en forma gozosa y contemplativa, su amor
infinito.
Por más que yo ame
a m amigo, nunca seré capaz de amarlo como el Señor lo ama.
Por
eso afirmé páginas atrás que, si amamos de verdad y con todo el corazón, sentiremos
envidia de Dios. No en el sentido negativo, sino en el anhelo positivo de poder
ser constantes, generosos, incondicionales en nuestro amor al amigo.
Esta
necesidad de asemejamos a Dios en el amor que El le tiene a nuestros amigos,
nos empuja espontánea mente a la práctica de la oración contemplativa. Si ésta
es una forma concreta para beber de la Fuente del amor, entonces sea
bienvenida.
Este
método de oración me llevará a colocar el corazón único que formamos mi amigo y
yo, en lo más profundo del corazón de Dios. Y sin proponérmelo, enseñaré a mi
amigo la práctica de la contemplación
integradora. Y al orar juntos llegaremos -como yo he podido comprobarlo- a
una identificación, no sólo entre nosotros mismos, sino también respecto a
todos los hombres, la creación, el cosmos y Dios.
La
oración contemplativa, silenciosa y ejecutada al unísono, hace que el éxtasis
de la amistad se desborde más allá de los límites del universo infinito. Ya
santo Tomás afirmaba que la amistad, porque entraña un amor de benevolencia, es
un éxtasis, esto es, un salir de sí.
Tal
amor produce éxtasis, porque pone al
amante fuera de sí”.
“Se dice entonces
que el amor produce y hace hervir el éxtasis”.
Si
ya el amor por cuenta propia nos hace salir de los límites estrechos del yo,
para trasladarnos al más profundo centro del amigo, imaginemos el jalón
infinito del éxtasis, cuando formando un solo corazón con el amigo, nos
trasladamos hasta el amor DIVINO que es Dios.
Esta
es mi experiencia. Y aunque reconozco que es un don, tanto el amigo como el
Espíritu que nos lleva a lo profundo de Dios, creo que todos podemos hacer mucho
para disponemos a recibir semejante regalo.
“En otras almas que no han llegado a esta
unión, aunque no está desagradado, porque en fin están en gracia, pero, por
cuanto aun no están bien dispuestas, aunque mora en ellas, mora secreto para
ellas; porque -no le sienten de ordinario, sino cuando él les hace algunos
recuerdos sabrosos.
El
amigo, más que nadie, tiene la posibilidad de ayudarnos a recibir contemplativamente
el auto donación de Dios.
“Si hablamos de la felicidad en la vida
presente, es preciso decir, con el filósofo (Aristóteles), que el hombre feliz
tiene necesidad de los amigos; no para su utilidad, puesto que se basta a sí
mismo, y tampoco para su deleite, puesto que en la práctica de su virtud
encuentra un gozo perfecto; pero tiene necesidad de los amigos en vista del
bien obrar, es decir, a fin de hacerles el bien, de complacerse viéndoles hacer
el bien a todos.
Porque
la persona tiene necesidad de sus amigos para bien obrar, así en las obras de
la vida activa como en las obras de la vida contemplativa’.
Si
el progreso en la oración requiere una comunidad, con mayor razón necesita uno
o algunos amigos. Estos nos ayudan a perseverar sin desfallecer en la práctica
contemplativa.
Y esta forma de orar, porque nos adentra en la
intimidad del Padre por Cristo y en el Espíritu, hace que el vínculo y
fundamento de nuestra amistad sea Dios.
Cierro
este capítulo con la oración de un sacerdote obrero, que murió en un accidente
de trabajo, y que expresa mi propia experiencia:
“Señor,
he buscado la intimidad de mi amigo, y he Encontrado tu intimidad; he buscado
lo que formaba la eterna juventud del amor de mi amigo y te he encontrado. He
buscado el sentido profundo de la mirada de mi amigo, y he descubierto tu
rostro.
Desde
que te he encontrado en mi amigo, e busco en ti. Busco el penetrar en su
intimidad, penetrando en tu rostro, encontrar su amor de forma que siga siendo
eternamente joven penetrando en la eterna juventud de tu Amor”.’
CONTEMPLATIVOS
EN LA INTIMIDAD
En
algún momento he mencionado el riesgo de buscar en la oración contemplativa un
refugio para nuestro ego- centrismo, cayendo en un narcicismo cósmico. Esto, como
es de suponer, nos enajenaría respecto a nuestros compromisos y obligaciones
con el mundo, con los hombres y, en particular, con los más pobres.
De
acuerdo a la sicología cristiana resulta
patente que Dios, igual que en otras épocas, nos muestra una preferencia
marcada por los más pobres; han esperado mucho.
Por
tanto, si la oración y especialmente la contemplación se nutren del contacto
directo con Dios;
, sería
absurdo que un orante o un contemplativo pudiese descuidar el compromiso con
los pobres y oprimidos.
Por
el contrario, si la oración contemplativa es auténtica, tarde o temprano acabará
experimentando una dinámica interior. Esta lo impulsará, como una tendencia
irresistible hacia las tareas propias de la liberación.
El
Documento de Puebla es muy elocuente porque, reafirmando las preocupaciones del
Vaticano II y las denuncias hechas por los Documentos de Medellín, correlaciona
muy íntimamente la comunión con Dios y la praxis de liberación.
“Cristo
nos revela que la vida divina es comunión trinitaria. Padre, Hijo y Espíritu
viven, en perfecta inter comunión de amor, el misterio supremo de la unidad. De
allí procede todo amor y toda comunión, para grandeza y dignidad de la
existencia humana.”Él se hizo pobre como cada uno de los pobres de la humanidad”.
Son los predilectos de ÉL.
“TUVE:
HAMBRE, SED, ENFERMO, SOLO, MORIBUNDO”
¿Qué
hiciste?
La
comunión que ha de construirse entre los hombres abarca el ser, desde las
raíces de su amor y ha de manifestarse en toda la vida, aún en su dimensión
económica, social y política. Producida por el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo es la comunicación de su propia comunión trinitaria”. Amen, amen, amen.TQM
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