lunes, 30 de abril de 2012


Nos decidimos a ponernos de novios para siempre, suponiendo que teníamos una muy buena  Comunicación, 
en cambio descubrimos que sólo alcanzábamos una buena conversación de cerebro a cerebro y no de corazón a corazón.


Aprendimos el año pasado a comunicarnos de
Corazón a corazón, hoy nos sentimos felices ya que estuvimos a punto de separarnos. Antes sólo conversábamos cerebralmente, fríamente sin sentimientos, hasta nos faltamos el respeto. Este compartir de SER a SER es profundo, es comprometedor, es verdadero, expresa sentimientos que me hacen cambiar, producen desafíos, corre riesgos. Es fácil conversar, es un arte comunicarse de ser a ser,, pero este compartir siempre enriquece, cura las heridas, hace crecer el amor, la simple conversación sólo entretiene, es cerebral y nos dejaba vacio y solos.
Para nosotros la palabra compartir es muy significativa, porque es el método practico para expresar los sentimientos iluminados por la propia sabiduría interior que se expresa con amor sin romper los platos y sale el sol. Aquí aparece el verdadero amor porque regala la propia intimidad que es la máxima riqueza de la persona, su originalidad y aumenta el sistema inmunológico de la salud física y sicológica. Así tengo mejores defensas para evitar tanto mal que nos asecha.
Es más fácil detenernos en el placer y gozar y gozar. ¿Qué me queda, qué frutos da mi vida, qué
Trascendencia? El mayor peligro de los novios es la superficialidad, ofrecer al otro la cáscara del placer y guardar me para mí, por miedo, la propia riqueza interior, la intimidad personal, lo que soy por dentro. Si yo pudiera ver mi interioridad con estos ojos, no podría seguir viviendo. Mi Ser profundo es bellísimo.
Lo hizo DIOS amor.
Aquí entiendo por compartir en primera persona, involucrándome poner en común lo íntimo de mi (sentimientos profundos) yo  y lo que me hace sentir por dentro, que es siempre original, único exclusivo e irrepetible y que sólo yo mismo conozco y valorizo al máximo. Lo que sucede dentro de mí son reacciones espontáneas a cualquier cosa que me pasa, no importa si esas reacciones son causadas por algo fuera de mí (una palabra, un gesto) o dentro (un recuerdo, un pensamiento, una imaginación) la reacción espontánea a ese estímulo es lo que se produce por dentro de mí sin que yo lo quiera o no. Suceden.
Así, a estas reacciones las llamamos “sentimientos” que es la voz del alma. Lo que yo siento realmente
Es que no dependen de mi voluntad, Sacamos
entonces de esa verdad la primera conclusión: Los sentimientos, siendo en sí reacciones espontáneas no controlables, son algo natural ni bueno, ni malo (moralmente hablando); son y pueden ser, agradables, pueden expresar alegría o pena, temor o rabia, simpatía o antipatía, cercanía o rechazo (odio), ternura o asco; a todos estos yo les llamo sentimientos de luz o sentimientos de sombra (como la luz de los semáforos) así como tú yo puedo sentir hambre o frío en lo físico siento reacciones espontáneas en lo emocional.
Primera conclusión: debo reconciliarme con mis sentimientos, aceptarlos como son y reconocerlos como mensajes, avisos, que me adviertan que está pasando algo en mí, son señales de una cierta necesidad no satisfecha (pena, rabia, temor, susto, o si es satisfecha alegría).
Esta segunda conclusión señala que mis sentimientos no pueden ser desatendidos Están hechos para ser tomados en cuenta, para guiarme en mis decisiones. A estos sentimientos debemos darle salida, abrir la
Ventana, están hechos para comunicarme con los
Demás, para entenderlos mutuamente. Para crecer siempre y amar, no destruir.
Si mi sentimiento surge y si yo no lo expreso se encoge dentro de mí mismo y se vuelve resentimiento, y
Al reconcentrarse estalla de repente sin poderlo
Controlar (ataques de llanto, rabia, pánico o de hilaridad des        controlada).
Tomar en cuenta mis sentimientos no significa tomar en cuenta mis reacciones exteriores, mis “actitudes”. Los gestos, las actitudes, las palabras dependen de mi voluntad están bajo mi responsabilidad.

Porque siento “rabia” (sentimiento) no está dicho que’ tenga que gritar a todo forro, no está dicho que tenga que golpear (actitudes); pero si siento rabia, debo darme cuenta que siento rabia y acoger este sentimiento espontáneo y “encauzarlo” hacia donde quiero y decido llevarlo. El dominio de mí es válido y necesario, pero lo que “hago” no es válido ni es conveniente para lo que siento.

Al aprender a “distinguir” mis sentimientos y a
“respetarlos” como reacciones naturales no juzgables como buenas y malas, sino sólo como agradable o desagradables, favorables o “desfavorables” (tarea no fácil, porque no se enseña en la “U” ni en colegios), aprenderé a “respetar” como sagrados estos sentimientos de las otras personas, especialmente de mi pareja. Si mi pareja me dice “me dolió lo que me dijiste” no le contestaré, nunca con una disculpa y menos con una “si fue una broma’ porque la haré sufrir nuevamente; la primera porque le dolió (con razón o sin razón) “me dolió es sagrado”, y la segunda porque al darle una explicación quise justificarme, quise hacerla pasar como tonta.
Un sentimiento debe ser expresado, debe ser tomada
En cuenta y respetado; al ser acogido como es, se tranquiliza, se desahoga y me siento aliviado, porque logra la comunicación con mi pareja En cambio al darle explicaciones aunque sean verdaderas y razonables no cicatriza la herida.tqm

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