Nos decidimos a ponernos de novios
para siempre, suponiendo que teníamos una muy buena Comunicación,
en cambio descubrimos que sólo alcanzábamos
una buena conversación de cerebro a cerebro y no de corazón a corazón.
Aprendimos el año pasado a
comunicarnos de
Corazón a corazón, hoy nos
sentimos felices ya que estuvimos a
punto de separarnos. Antes sólo conversábamos cerebralmente, fríamente sin
sentimientos, hasta nos faltamos el respeto. Este compartir de SER a SER es profundo, es
comprometedor, es verdadero, expresa sentimientos que me hacen cambiar,
producen desafíos, corre riesgos. Es fácil conversar, es un arte comunicarse de
ser a ser,, pero este compartir siempre enriquece, cura las heridas, hace
crecer el amor, la simple conversación sólo entretiene, es cerebral y nos dejaba vacio y solos.
Para nosotros la palabra
compartir es muy significativa, porque es el método practico para expresar
los sentimientos iluminados por la propia sabiduría interior que se expresa con
amor sin romper los platos y sale el sol. Aquí aparece el verdadero amor porque
regala la propia intimidad que es la máxima riqueza de la persona, su
originalidad y aumenta el sistema inmunológico de la salud física y sicológica.
Así tengo mejores defensas para evitar tanto
mal que nos asecha.
Es más fácil detenernos en el
placer y gozar y gozar. ¿Qué me queda, qué frutos da mi vida, qué
Trascendencia? El mayor peligro
de los novios es la superficialidad, ofrecer al otro la cáscara del placer y
guardar me para mí, por miedo, la propia riqueza interior, la intimidad
personal, lo que soy por dentro. Si yo pudiera ver mi interioridad con estos
ojos, no podría seguir viviendo. Mi Ser profundo es bellísimo.
Lo hizo DIOS amor.
Aquí entiendo por compartir en
primera persona, involucrándome poner en común lo íntimo de mi (sentimientos
profundos) yo y lo que me hace sentir por dentro, que es
siempre original, único exclusivo e irrepetible y que sólo yo mismo conozco y
valorizo al máximo. Lo que sucede dentro de mí son reacciones espontáneas a cualquier
cosa que me pasa, no importa si esas reacciones son causadas por algo fuera de
mí (una palabra, un gesto) o dentro (un recuerdo, un pensamiento, una
imaginación) la reacción espontánea a ese estímulo es lo que se produce por
dentro de mí sin que yo lo quiera o no. Suceden.
Así,
a estas reacciones las llamamos “sentimientos” que es la voz del alma. Lo que
yo siento realmente
Es que no dependen de mi
voluntad, Sacamos
entonces de esa verdad la
primera conclusión: Los sentimientos, siendo en sí reacciones espontáneas no
controlables, son algo natural ni bueno, ni malo (moralmente hablando); son y
pueden ser, agradables, pueden expresar alegría o pena, temor o rabia, simpatía
o antipatía, cercanía o rechazo (odio), ternura o asco; a todos estos yo les
llamo sentimientos de luz o sentimientos de sombra (como la luz de los
semáforos) así como tú yo puedo sentir hambre o frío en lo físico siento reacciones espontáneas en lo emocional.
Primera
conclusión:
debo reconciliarme con mis sentimientos,
aceptarlos como son y reconocerlos como mensajes, avisos, que me adviertan que
está pasando algo en mí, son señales de
una cierta necesidad no satisfecha (pena, rabia, temor, susto, o si es
satisfecha alegría).
Esta
segunda conclusión
señala que mis sentimientos no pueden ser desatendidos Están hechos para ser
tomados en cuenta, para guiarme en mis decisiones. A estos sentimientos debemos
darle salida, abrir la
Ventana,
están hechos para comunicarme con los
Demás,
para entenderlos mutuamente. Para crecer siempre y amar, no destruir.
Si mi sentimiento surge y si yo
no lo expreso se encoge dentro de mí mismo y se vuelve resentimiento, y
Al reconcentrarse estalla de
repente sin poderlo
Controlar (ataques de llanto,
rabia, pánico o de hilaridad des controlada).
Tomar en cuenta mis sentimientos
no significa tomar en cuenta mis reacciones exteriores, mis “actitudes”. Los
gestos, las actitudes, las palabras dependen de mi voluntad están bajo mi
responsabilidad.
Porque
siento “rabia” (sentimiento) no está
dicho que’ tenga que gritar a todo forro, no está dicho que tenga que golpear (actitudes);
pero si siento rabia, debo darme cuenta que siento rabia y acoger este
sentimiento espontáneo y “encauzarlo” hacia donde quiero y decido llevarlo. El dominio
de mí es válido y necesario, pero lo que “hago” no es válido ni es conveniente
para lo que siento.
Al
aprender a “distinguir” mis sentimientos y a
“respetarlos”
como reacciones naturales no juzgables como buenas y malas, sino sólo como
agradable o desagradables, favorables o “desfavorables” (tarea no fácil, porque
no se enseña en la “U” ni en colegios), aprenderé a “respetar” como sagrados
estos sentimientos de las otras personas, especialmente
de mi pareja. Si mi pareja me dice “me dolió lo que me dijiste” no
le contestaré, nunca con una disculpa y menos con una “si fue una broma’ porque
la haré sufrir nuevamente; la primera porque le dolió (con razón o sin razón)
“me dolió es sagrado”, y la segunda porque al darle una explicación quise
justificarme, quise hacerla pasar como tonta.
Un
sentimiento debe ser expresado, debe ser tomada
En cuenta y respetado; al ser
acogido como es, se tranquiliza, se desahoga y me siento aliviado, porque logra
la comunicación con mi pareja En cambio al darle explicaciones aunque sean
verdaderas y razonables no cicatriza la herida.tqm
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