lunes, 14 de abril de 2008

EL SENTIMIENTO OBJ DE MI LIBERTAD EMOCIONAL

EL SENTIMIENTO:
OBJETO DE LA LIBERTAD EMOCIONAL

Me parece que la libertad humana encuentra en los senti­mientos y emociones uno de sus mayores desafíos.
El estado interno, -configurado por emociones, senti­mientos y estados de ánimo-, funciona como una fuerza poderosa que, desde dentro del alma, nos impele a la acción.
Al mismo tiempo, el estado interno se parece a los colores que dan vivacidad al paisaje de nuestra existencia. Sin los senti­mientos, la vida resultaría pálida y descolorida, como una película en blanco y negro.
Más todavía, la vida espiritual implica ciertos sentimientos fundamentales: amor, fe, esperanza, alegría, paz, bondad, etcéte­ra. Dios mismo es descrito por san Juan como si fuera un senti­miento: "Dios es Amor" (1 Jn 4,8.16).
Estamos, pues, frente a uno de los objetivos más centrales de la liberación personal y de la existencia humana: la libertad emocional. Pocos asuntos nos pueden resultar tan vitales como éste de aprender a manejar libremente las emociones y sentimien­tos.
Vamos a considerar varios temas relacionados con este as­pecto de la liberación personal.

· LA LIBERTAD EMOCIONAL
· LA FÁBRICA DE LOS SENTIMIENTOS
· LA DESTINACIÓN EMOCIONAL
· EL GOZO DE ELEGIR LOS SENTIMIENTOS
· CAMBIO DE SENTIMIENTOS
· ANCLAJE DE SENTIMIENTOS POSITIVOS
· ANULAR EL ANCLAJE DE SENTIMIENTOS NEGATIVOS

-1.-LA LIBERTAD EMOCIONAL

Tal como acabo de insinuarlo, este asunto nos enfrenta con una de las cuestiones más vitales de nuestra existencia.
La casi totalidad de las dependencias -respecto al alcohol, cigarrillo, comida, sexo, juego, trabajo, etcétera- son manifesta­ciones de la falta de libertad emocional.
Tengamos en cuenta que Dios nos ha creado para mantener­los en un estado mínimo de bienestar. Cuando este nos falta, -por cansancio, estrés, problemas, desilusiones, sufrimientos y demás, se genera en nosotros un estado interno negativo. Suele ser muy frecuente el sentimiento de ansiedad o angustia. Esta se engrosa algunas veces con la emoción de enojo o rabia. También vuele acompañarse, quizá más raramente, con la tristeza y la de­presión.
Entonces, de forma espontánea, buscamos un medio para superar las molestias de ese estado negativo. Al experimentar un cambio corporal con el tabaco, el alcohol, la comida, el juego, el sexo, etcétera, se inicia un proceso de recuperación del bienestar natural.
Nuestro organismo total, mente-cuerpo, apoya ese proceso hacia el bienestar. No tardamos, efectivamente, en sentirnos bien.
De inmediato se produce, a nivel mental y neuronal, una asociación entre la superación del malestar y el objeto que hemos empleado para recuperar el bienestar
Muchas veces se trata de una conexión puramente mental. No necesariamente el alcohol, comida, o alguna otra cosa, constituye una causa efectiva de bienestar descubridor de la libertad emocional, en este siglo,es el doctor Víctor E. Frankl. Acaba de dejar nuestra tierra, trashaber demostrado con su vida que la "libertad interior" es posible.En los campos de concentración, donde los nazis asesinarona sus familiares más cercanos, se vio privado de la libertad. Lequitaron, como contaba él mismo, todas las libertades: tener fami­lia, ejercer su profesión, poseer bienes, estudiar, bañarse, etc
ra.
Pero no pudieron arrebatarle la última de las libertades: la libertad interior. Gracias a ello seguía siendo libre para decidir con cuál actitud o sentimiento quería enfrentar los horrores del campo de concentración. Optó por un sentimiento de esperanza. En lugar de desesperarse, amargarse, deprimirse, enloquecer o suicidarse, escogió la calma y confianza que nutría con su espe­ranza.
En concreto pues, tú también eres capaz de aprender la libertad emocional. Poco a poco puedes desarrollar la habilidad de escoger y decidir cuál estado o sentimiento vas a vivir. En lugar de que una situación o persona te imponga una reacción emocio­nal, tú puedes elegir la emoción con que quieres responder. En lugar de la pasividad de quien vive en reacción, puedes desplegar la libertad de quien opta por la acción de fabricar su estado emocional.
Persona------------------------------ ------------Elige-------Emociones
Con recursos -intenos+personales
1) Adopta la postura corporal que mejor te permita advertir qué parte de tu cuerpo logras relajar primero.
Sin embargo, no obstante la impotencia real del objeto en cuestión, el usuario lo seguirá buscando para sentirse bien. Así que en una auténtica una dependencia o adicción. Cuanto más utilice aquel objeto, tanto más profunda se volverá su adicción.

La libertad emocional significa la capacidad elegir nuestro estado y de cambiarlo a voluntad, sin depender de nada externo.

2) Cuando te sientas preparado te resultará más fácil hacer la lista de tus recursos internos y personales que te permiten despertar la emoción que decidas vivir ante una persona o situa­ción.

3) Si te parece que tienes muy pocos recursos, entonces comunícate con tu mente inconsciente. Pide su ayuda. Lánzale preguntas como las siguientes:
· ¿Cómo puedo generar, con recursos personales, mis emo­ciones?
· ¿Qué otros recursos tengo para suscitar mis estados emo­cionales?
· ¿Cuáles son mis recursos más efectivos para producir un sentimiento?

4) Deja espacio en el papel para que sigas añadiendo nuevos cursos a los que ya reconoces en ti mismo.
5) Toma uno de esos recursos. Utilízalo para despertar una terminada emoción.
6) Intensifica esta misma emoción con alguno de los recurso­s señalados en páginas anteriores, haciéndola el centro de tu atención, respirando profundamente, etcétera.
7) Agradece a la vida o al Creador de la vida el don de tu libertad personal. Gracias a este regalo, eres capaz de crear tú mismo. tus sentimientos.
En grupo pueden compartir unos con otros la lista de sus recursos internos para suscitar el estado emocional elegido. Así algunos podrán recordar o descubrir recursos que no habían in­cido en su lista personal.

LA FÁBRICA DE LOS SENTIMIENTOS
Con lo que hemos considerado, se abre paso una verdad: la causa de los sentimientos personales no se halla fuera, sino dentro nosotros mismos.

De ordinario creemos que nos alegramos o nos entristece­mos a causa de las circunstancias o de las conductas ajenas. Si alguien te sonríe, te saluda y te dice palabras amables, entonces te pones contento. Por el contrario, si te pone mala cara y te vuelve la espalda mascullando palabras agresivas, reaccionas con enojo o tristeza.

Así son las creencias de los seres humanos en este planeta. Las he encontrado en América, África, en Europa y en Asia. La mayoría de los humanos creemos que no somos personas, sino títeres. Pensamos que los demás y las circunstancias tienen en mano los hilos que mueven los mecanismos emocionales.

Gracias al Creador, las cosas no son así. Él nos ha hecho libres. Nos creó a su imagen y semejanza. Por lo mismo, somos personas y de ninguna manera títeres o marionetas.

La causa o la fábrica de nuestras emociones y sentimientos se hallan dentro de nosotros mismos.
En el primer capítulo, al describir la estructura personal, te he propuesto un cuadro sobre la misma. Allí puedes observar que el estado emocional recibe el influjo sea de los procesos internos -representaciones, recuerdos y diálogo interno-, sea de la fisio­logía o condición corporal.

Tu salud física, el funcionamiento de tus órganos, la postura y la producción química y hormonal de tu cuerpo influyen en la producción de tus sentimientos.

Por otro lado, lo que ves, oyes, sientes, hueles y gustas, así como también tus recuerdos y tu diálogo interno, determinan tu estado emocional.
Sin embargo, hay un factor común a una y otra fuentes de tus emociones: el conocimiento consciente o inconsciente de la realidad. Si reconoces algo como peligroso, sentirás miedo o agre­sividad. Si sientes algo como benéfico, sentirás atracción y agra­do. Si tu cuerpo, inconscientemente, percibe algo como dañoso, te despertará sentimientos de alerta y precaución. Y así sucesiva­mente. -



2.1 EL A-B-C DE LA VIDA
Quisiera insistir en la fábrica de las emociones que encon­tramos en los procesos internos. Se trata de un hecho ya reconoci­do hace 2000 años por los filósofos estoicos. Ellos descubrieron, con absoluto acierto psicológico, que nosotros fabricamos los sen­timientos con nuestros pensamientos.
En realidad, para ser más exactos, necesitamos hablar no tanto de pensamientos, sino de interpretaciones. Si interpretas algo como amenazante, o piensas que aquello puede acarrearte algún mal, entonces generas en tu ánimo un sentimiento de temor y defensividad.
Cuando interpretas la sonrisa de un compañero de trabajo como un gesto amable, es probable que te sientas halagado y con­tento, En realidad puede tratarse de una trampa. Quiere obtener de ti un asentimiento que lo favorece en sus intereses.
El papel de los pensamientos o interpretaciones en la gene­ración de las emociones queda claro al revisar el proceso de nues­tro diario vivir. Adapto los pasos de dicho proceso con las prime­ras letras del abecedario. Espero que así lo recuerdes con mayor facilidad. "Entonces, Madre, toda la culpa recayó sobre mí. La po­bre hermana a la que yo había opuesto resistencia se puso a echar un discurso, cuyo fondo sonaba así: Ha sido sor Teresa del Niño Jesús la que ha hecho ruido... ¡Dios mío, que herma­ne tan antipática...!, etc. Yo que pensaba todo lo contrarío, sentía unas ganas enormes de defenderme. Afortunadamente me vino una idea luminosa: pensé en mi interior que, si empe­zaba a justificarme, no iba a poder conservar la paz en mi al­ma; sabía también que no tenía la suficiente virtud como para dejarme acusar sin decir nada. Así que mi única tabla de sal­vación era la huida. Pensado y hecho: me fui sin decir nada, dejando que la hermana continuase su discurso, que se parecía a las imprecaciones de Camilo contra Roma. Me latía tan fuerte el corazón, que no pude ir muy lejos, y me senté en la escalera para disfrutar en paz los frutos de mi victoria".28
Porque Teresa sabe a dónde quiere llegar emocionalmente, porque su destinación emocional es concreta, incluso en momentos tan difíciles como los de una discusión, logra mantener el rumbo elegido.
Entonces se demuestra libre para abandonar el camino que no la lleva hasta su meta. De este camino equivocado se dio cuenta en aquella mañana invernal. Y como no quiere ir por él, entonces opta por la huida. Así, mediante la fuga, consigue reen­contrar su rumbo y llegar a su destino emocional.
Se comprende entonces que al describir su llegada al Car­melo hable de un paz profunda. Y explica en su autobiografía: "Desde hace siete años y medio esta paz íntima me ha acompaña­do siempre, y no me ha abandonado ni siquiera en medio de las mayores tribulaciones"."
1) Tú inteligencia emocional conos- el estado que necesitas para que tú también establezcas o reafirmes tu propia destinación emocional. No necesitas hacer un esfuerzo para relajarte. Tu mente inconsciente sabe cuál parte de tu cuerpo ha empezado ya a relajarse.
2) Antes de que empieces a precisar tu destino emocional, deja que una sensación de agrado y comodidad te indique que ya estás preparado.
3) Una vez que te sientes sereno y contento, imagina ante tus ojos el panorama completo del sendero de tu vida.
4) En la derecha, o donde sitúas tu futuro, escribe las emo­ciones o sentimientos que quieres experimentar más abundante­mente en el resto de tu vida. Así como un vuelo aéreo tiene un destino, así tú también estás eligiendo y decidiendo tú destino emocional. No se trata de eliminar otros sentimientos, sino sim­plemente de proponerte como meta los que quieres vivir con más frecuencia e intensidad. Puede ser uno solo, dos o tres que armo­nizan entre sí.
5) Una vez que has especificado con claridad tu destinación emocional, invoca al Señor, Dios y Creador de todo. A Él le inte­resa que uses tu libertar! Para establecer una destinación y para caminar hacia ella a cada a momento. Pide, pues, su gracia y ayuda
6) Escoge un momento, después de despertar, en que puedas reafirmar
en que puedas reafirmar tu destinación emocional .
En el grupo se puede llegar a una especie de acuerdo para ayudarse, unos a otros, en el logro de la propia destinación emo­cional.

4. ELECCIÓN DE SENTIMIENTOS

La destinación emocional, aunque aparece como la meta del conjunto total de la existencia, orienta nuestras decisiones emocio­nales a lo largo de cada día. Sin embargo, la vida cotidiana recla­ma una más amplia gama de posibilidades emocionales. Hay momentos en que deseamos vivir sentimientos que, seguramente, no configuran nuestro destino emocional. Éste, por ejemplo, puede incluir la serenidad, alegría y amor. Pero delante de un amigo enfermo quieres sentir compasión o ternura. Frente a un niño sonriente deseas experimentar fascinación. Ante el Crea­dor buscas un sentimiento de adoración y de entrega radical. De cara a un colega exitoso prefieres el gozo de la admiración. Y así sucesivamente.
Me parece claro que, si los sentimientos se parecen a los colores, necesitamos una gama amplia y abundante de ellos. Sólo así podemos desplegar las infinitas posibilidades de la propia li­bertad. Si ésta carece de alternativas, ¿cómo puede realizar sus opciones para hacer de cada momento una obra de arte?
Gregory Bateson, pensador original y antropólogo, que animó a Grinder y Bandler a desarrollar PNL, sugiere tres etapas en la evolución del aprendizaje. Yo las encuentro muy aptas para describir el desarrollo de la libertad emocional."
Elección de sentimientos
· NIVEL CERO: Respuesta emocional espontánea, sea correcta o incorrecto,
no se la somete a corrección.
· NIVEL I: Se cambia la espontaneidad de la respuesta y se corrigen
los errores disponiendo de un conjunto de alternativas.
· NIVEL II: Se cambia el proceso de elegir los sentimientos.
Se modifica el conjunto de las alternativas emo­cionales y la puntuación de los pasos del proce­so de la experiencia emocional.
· NIVEL III: Se cambia el nivel II, modificando el sistema de conjuntos de alternativas emocionales

Tal vez la mayoría de los humanos permanecemos en el nivel cero de la libertad emocional. Como títeres reaccionamos ante los estímulos humanos o naturales del ambiente. Sea correcta o incorrecta nuestra respuesta emocional, no nos preocupamos por corregirla.
Entramos en el nivel 1 cuando la espontaneidad emocional es sometida a cambios. Si consideramos errónea nuestra respuesta ante una persona o situación, estamos dispuestos a corregirla. Para realizar una corrección a este nivel, necesitamos disponer de al­ternativas. Por ejemplo, ante una situación que nos produce estrés, podemos elegir la serenidad, el sentimiento de dominio de la si­tuación, la actitud de compromiso, la esperanza, etcétera.
Pero si no dispones de un conjunto de alternativas, ¿cómo puedes corregir tus respuestas emocionales?
Sí. Me parece claro que la elección de respuestas emocio­nales más adecuadas presupone un conjunto de alternativas. Por ejemplo, un conjunto mínimo de alternativas emocionales, entre las cuales vas a elegir tus sentimientos, podría ser el siguiente.
AMOR, ODIO, ALEGRIA, TRISTEZA, PAZ, ANSIEDAD










LUZ SOMBRAS
AMOR
ALEGRÍA
PAZ
ODIO
TRISTEZA
ANSIEDAD
Cariño
Felicidad
Serenidad
Rabia
Desaliento
Angustia
Afecto
Gozo
Quietud
Rechazo
Desgano
Inquietud
Ternura
Contento
Tranquilidad
Repudio
Culpa
Zozobra
Pasión
Placer
Relajación
Aversión
Depresión
Nerviosismo
Afición
Éxtasis
Impasibilidad
Rencor
Amargura
Desazón

El nivel II reclama cambios en este conjunto de alternativas. Las puedes organizar de otra manera. Por ejemplo, es posible clasificarlas en dos grupos.
Positivas (AMOR, ALEGRÍA, PAZ)
Negativa (ODIO, TRISEZA, ANSIEDAD)
En este mismo nivel hay cambios en el proceso de la elec­ción de sentimientos. Tal vez te preguntas a ti mismo, ¿cómo quiero reaccionar la próxima vez que me insulte mi vecino?
También se hace una puntuación diversa en los pasos del proceso. Se puede escribir: DICE LA MUCHACHA QUE SE MUERE DE AMOR POR TI: ME ESTOY CONTENIENDO. Y todo cambia con un cambio en la puntuación: DICE LA MUCHACHA, QUE SE MUERE DE AMOR, POR TI ME ESTOY CONTENIENDO.
De igual modo, se puede cambiar la puntuación al afirmar los pasos de nuestro proceso emocional. Nota la diferencia entre estos dos modos de expresar los propios sentimientos. El primero pone el acento en el otro como causa de la propia reacción emo­cional. El segundo acentúa la propia libertad y responsabilidad.



· Estoy enojado porque me gritaste.
· Estoy enojado. Porque me gritaste decidí enojarme. Te lo digo, sin echarte la culpa, porque no quiero guardar un sentimiento negativo que nos aleje. Te quiero de veras.

En el nivel III se modifica el nivel anterior. Así se llega a un sistema de conjuntos. Resulta entonces un conjunto de conjun­tos de alternativas. Entre éstas habría:
1) Utiliza el conjunto de tus alternativas para relajarte y se­renarte. Cuanto más te tranquilizas, tanto mejor aprendes el uso de tu libertad emocional. Escoge una de esas alternativas y obser­va cuál parte de tu cuerpo empieza a relajarse primero.
2) Recuerda algunas experiencias recientes en que te has quedado en el nivel cero de libertad emocional.
3) Toma una de esas experiencias. Pregúntate cuál hubiera sido una mejor respuesta emocional. Para afirmar cuál hubiera sido mejor, repasa tus alternativas emocionales.
4) Cambia el conjunto de tus alternativas emocionales, para que empieces a moverte dentro del nivel II de tu libertad emocio­nal.
5) Modifica el sistema de conjuntos de alternativas. Tal vez puedes estimular tu propia inventiva con el ejemplo arriba pro­puesto.
6) Descubre una forma concreta para que sigas incremen­tando tu libertad emocional en el futuro. Visualiza los lugares y horas en que puedes elegir tu respuesta emocional, escogiendo alguna o algunas de tus alternativas. Considera quiénes te pueden acompañar en la aventura de incre­mentar tu libertad emocional.

El grupo resulta de importancia capital cuando se trata de impulsar la propia libertad emocional. Cuando todos los miembros de un grupo se entregan al mismo proceso de aprendizaje, se des­pierta una sabiduría grupal que no posee ninguno de ellos como individuo. En consecuencia, unos a otros se estimulan a elegir la respuesta emocional frente a los demás y de cara a los eventos de la vida cotidiana.

5. CAMBIO DE SENTIMIENTOS

Al llegar a este punto, podrías preguntarte, "¿no me volveré cerebral e insensible, como una computadora, al buscar mi liber­tad emocional?"
La respuesta, desde el punto de vista de la psicología es clara y sencilla. No es posible, en una persona normal, que se quede sin sentimientos. Éstos se despertarán en tu ánimo sea que el ambiente o el prójimo los provoque, sea que tú elijas provocar­los con tus interpretaciones.
La emotividad no cambia en sí misma con el desarrollo de la libertad personal. Lo que cambia es el principio de decisión que genera tus emociones y sentimientos. Dicho principio puede estar fuera de ti, en manos de las circunstancias y de los demás. Pero también puede anidar en tu alma y permanecer en manos de tu decisión personal.
Si optas por elegir tus sentimientos, poco a poco, entrarás en un proceso que te permita escogerlos en el momento mismo de encarar una persona o situación.
Tu libertad le irá ganando terreno, en materia de tiempo, a tus respuestas emocionales. Al principio dirás, "¿cómo me hu­biera gustado reaccionar emocionalmente ante ella?"
Más tarde te preguntarás, "¿cómo me gustaría reaccionar la próxima ocasión que esto me suceda de nuevo?"
Después serás capaz de aprovechar la fracción de segundo que media entre el estímulo y tu respuesta. Tendrás la habilidad de preguntarte en ese instante brevísimo, "¿cómo quiero reaccionar ahora mismo?"
Es natural que, por más adelantado que vayas en tu proceso de liberación emocional, se te escapen reacciones emocionales imprevistas. Tal vez eres presa del enojo.
Obviamente, en tales condiciones, no se trata en absoluto de negar o reprimir dicho sentimiento negativo. Al contrario, te ha­llas ante un abanico de posibilidades que desafía tu libertad personal.
Tal vez te entregues a un compartir interior de tipo constructi­vo. Imagina que hablas contigo mismo en los siguientes términos.

Bueno, la verdad es que me siento enojado, muy enojado.
¿Qué quiero hacer con mi enojo?
Ciertamente no lo quiero negar ni reprimir. ¿Qué hago entonces?
Ummm... No veo una razón para dejarme llevar por él.
Si no lo quiero agrandar ni alimentar siquiera, ¿qué hago?
Intentaré disminuirlo y cambiarlo por otro sentimiento.
¿Cómo lo disminuyo y lo cambio?
Lo disminuyo cambiando mi foco de atención.
Puedo pensar en alguien que me ama y que yo amo...
¿Cómo cambio mi enojo por otro sentimiento?
Bueno, ante todo necesito un conjunto de alternativas emocional­es.
Supongamos que escojo, entre mis alternativas, la alegría. ¿Có­mo consigo suscitar tal sentimiento de alegría en mi alma?

Ahora te propongo un sistema de conjuntos de alternativas para cambiar tu estado de ánimo. Las clasifico de acuerdo a las tres partes principales del psiquismo humano:
Pensamiento (cabez­a),
Sentimiento (corazón) y
Comportamiento (manos).

Ahora te propongo un sistema de conjuntos de alternativas para cambiar tu estado de ánimo. Las clasifico de acuerdo a las res partes principales del psiquismo humano: Pensamiento (cabe­a), sentimiento (corazón) y comportamiento (manos).

5. CAMBIO DE SENTIMIENTOS

Al llegar a este punto, podrías preguntarte, "¿no me volveré cerebral e insensible, como una computadora, al buscar mi liber­tad emocional?"
La respuesta, desde el punto de vista de la psicología es clara y sencilla. No es posible, en una persona normal, que se quede sin sentimientos. Éstos se despertarán en tu ánimo sea que el ambiente o el prójimo los provoque, sea que tú elijas provocar­los con tus interpretaciones.
La emotividad no cambia en sí misma con el desarrollo de la libertad personal. Lo que cambia es el principio de decisión que genera tus emociones y sentimientos. Dicho principio puede estar fuera de ti, en manos de las circunstancias y de los demás. Pero también puede anidar en tu alma y permanecer en manos de tu decisión personal.
Si optas por elegir tus sentimientos, poco a poco, entrarás en un proceso que te permita escogerlos en el momento mismo de encarar una persona o situación.
Tu libertad le irá ganando terreno, en materia de tiempo, a tus respuestas emocionales. Al principio dirás, "¿cómo me hu­biera gustado reaccionar emocionalmente ante ella?"
Más tarde te preguntarás, "¿cómo me gustaría reaccionar la próxima ocasión que esto me suceda de nuevo?"
Después serás capaz de aprovechar la fracción de segundo que media entre el estímulo y tu respuesta. Tendrás la habilidad de preguntarte en ese instante brevísimo, "¿cómo quiero reaccionar ahora mismo?"
Es natural que, por más adelantado que vayas en tu proceso de liberación emocional, se te escapen reacciones emocionales imprevistas. Tal vez eres presa del enojo.
Obviamente, en tales condiciones, no se trata en absoluto de negar o reprimir dicho sentimiento negativo. Al contrario, te ha­llas ante un abanico de posibilidades que desafía tu libertad perso­nal. Tal vez te entregues a un diálogo interior de tipo constructi­vo. Imagina que hablas contigo mismo en los siguientes términos.

Bueno, la verdad es que me siento enojado, muy enojado. ¿Qué quiero hacer con mi enojo? Ciertamente no lo quiero negar ni reprimir. ¿Qué hago entonces?
Ummm... No veo una razón para dejarme llevar por él.
Si no lo quiero agrandar ni alimentar siquiera, ¿qué hago? Intentaré disminuirlo y cambiarlo por otro sentimiento. ¿Cómo lo disminuyo y lo cambio?
Lo disminuyo cambiando mi foco de atención. Puedo pensar en alguien
que me ama y que yo amo...
¿Cómo cambio mi enojo por otro sentimiento?
Bueno, ante todo necesito un conjunto de alternativas emocional­es.
Supongamos que escojo, entre mis alternativas, la alegría. ¿Cómo consigo suscitar tal sentimiento de alegría en mi alma?

Ahora te propongo un sistema de conjuntos de alternativas para cambiar tu estado de ánimo. Las clasifico de acuerdo a las res partes principales del psiquismo humano:
Pensamiento (cabe­za),
Sentimiento (corazón) y
Comportamiento (manos).

crito.(132)Faltan,126,127,128,129,130,131,129an,126,127mocionales

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