MI SEXALIDAD HERMOSA ESTA ALSERVICIO
DE MI AMOR DIVINISADO, QUE ME ACERCA A ÉL
Aunque
la mujer pueda excitarse sexualmente, nunca llega a comprender a intensidad
irresistible del orgasmo masculino. Ella se asusta de las reacciones de su
compañero, que muchas veces llegan a ser brutales y hasta a desembocar en a
violencia, incomprensible y monstruosa para ella, Eso no es la trascendencia de la que hablamos.
Culturalmente el hombre hace separación entre
el acto genital y el amor. La mujer en esto es más ética que el varón, y por
eso mismo no hace tal distinción.
A ella le resulta monstruoso incluso imaginar
pagar dinero para obtener placer carnal, engañar o violar para satisfacer una
pasión incontrolada.
Una
joven amiga me contaba un día que en el bus es muy común que los hombres
manoseen a las lolas o que se pongan en posiciones estratégicas para tener un
contacto físico determinado y también ellas lo hacen.
Le pregunté si se le ocurría una manera de
evitarlo… y me respondió: “Pepe, me he dado cuenta de que afearse no resulta.
Esto le pasa a todas las mujeres...
especialmente a las más atractivas. Yo soy muy recatada, tú sabes, no uso ropa
provocativa ni maquillaje... pero es lo mismo. Son “algunos hombres “los que no
respetan”.
La mujer
ingenuamente desconoce esta realidad y expone sus atributos sexuales sin tomar
en cuenta que despierta pulsiones fortísimas tanto en varones capaces de
controlarse como en otros que no han sido educados en el dominio de sí mismos.
En
el matrimonio, la relación sexual es trascendente. Todo “debería” realizarse
armoniosamente, para felicidad de ambos, pero no siempre la relación funciona a
satisfacción mutua.
La
sexualidad es un lenguaje y puede expresar tanto sentimientos nobles y vitalizantés (amor, ternura, valoración del
otro), como lo contrario: la manipulación, el uso, la posesión y la
instrumentalización del otro, que puede expresar el egoísmo más brutal.
El
punto crítico está en que la sexualidad se puede centrar sólo en el placer o en
el amor puro.
El
placer, don extraordinario de la naturaleza, es intransferible,
“incomunicable”, personal y exclusivo de cada persona. El placer, el orgasmo, no vence la soledad.
Cada
individuo logrará, si lo logra, su propio placer, pero no puede hacer sentir al
otro su propio placer. La sensación de gusto que experimento al comer una fruta
es intransferible.
La otra persona podrá comer un
pedazo de la misma fruta, y sentir su propio gusto, pero nunca él mío. Quienes
piensan que basta con que ambos cónyuges logren el placer sexual al mismo
tiempo, se desilusionan al ver que así no se logra la
plenitud en el amor Si no llega al éxtasis, el
proceso está inconcluso.
Muchas
señoras se quejan de que después de la “hermosa relación”, él se queda dormido
mientras a ella no le queda otra cosa que ponerse a tejer, ver tele o jugar
“solitario”.
Solo logran una
satisfacción física, si las personas no
se comunican de SER a SER como seres que se aman y se valorizan y que se
regalan lo que son”,
no una parte, no sólo su genitalidad.
El
varón que frecuenta prostitutas logrará placer, pero nunca alegría de vivir, y
saldrá de la experiencia sexual sin amor, más triste y más solo.
Hace
algún tiempo, atendí a un amigo de unos 75 años que partía de este mundo. Tenía
en su casa una gran cantidad de trofeos, medallas, copas y galvanos por
reconocimiento de sus dones altruistas, Le pregunté entonces: “ qué estás
orgulloso en estos 75 años? Y él me respondió:
“De haberle sido
fiel a mi mujer”. PLOP:
Pensé yo, y volví a preguntarle: “ Y con las veinte mujeres con que
anduviste?”. “Eso no fue amor’ me
contestó, “fue solo pasión.
La cumbre de la
auténtica sexualidad humana es la valoración plena de mi pareja, sentir y hacer
sentir cuánto valemos; hacerle sentir a mi pareja que se merece la plena
donación de todo mi ser: “Yo quiero ser una sola cosa contigo, porque eres
buena, y mereces mi ser completo”.
Esta
plenitud es la comunión de dos personas y se manifiesta naturalmente en el
amor, pero es mucho más trascendental que el placer físico y hace sentir la
“alegría”, el “gozo” de ser lo que uno es y de ser para el otro, y el otro para
uno, en una “unidad” que supera toda imaginación y que sólo los que logran
amarse de verdad experimentan.
Aquí se hace presente
de una forma inimaginable el TERCERO INVISIBLE, que es el único que no molesta
en una relación de pareja, porque nos da la certeza plena de que el otro es
bueno simplemente porque es persona.
“Para
llegar a una confianza total con mi pareja necesité conocerla plenamente,
haberla tratado con amor y tener la certeza de que también me ama, me conoce y sabe que valgo
mucho para ella. Este proceso ya lleva 15 años de matrimonio y nos amamos cada
vez más. Me ha servido mucho lo que tú nos pediste cuando fuiste testigo de nuestro matrimonio. “Les pido, por el amor de ustedes y el de
sus hijos, que nunca se duerman enojados”. Hace tan tos años que hemos
cumplido este maravilloso propósito, que ya lo hicimos nuestro.
Muchas
veces en nuestra relación me enojé por tonteras. Al llegar la noche yo, muy
patudamente, pretendía darla vuelta y hasta la chantajeaba, pero ella no me
creía. Así no me quedaba otra que tomar la decisión de aprender
a comunicarnos con los sentimientos en primera persona o renunciar a este sueño
de amarnos hasta la eternidad.
Preguntas profundas
•
Al iniciar la relación de pareja sentíamos los mismos gustos, ¿por qué hoy ya
no sentimos lo mismo si somos las mismas personas?
•
El ser persona hombre o persona mujer nos lleva a descubrir y sentir en forma
distinta la relación sexual. ¿Como la vemos cada uno?
_
¿En qué me doy cuenta cuando mi sexualidad es solo genital y cuando es
trascendente? tqm PEPE.
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