Señor,
tú me examinas y me conoces, sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; tú
conoces de lejos lo que pienso;
Tú
sabes si camino o si me acuesto, y
Tú
conoces bien todos mis pasos.
Aún
no está en mi lengua la palabra, cuando ya tú, Señor, la conoces entera. Me
abrazas por detrás y delante, después pones tu mano sobre mí Tu sabiduría; es
un misterio para mí tan grande que no puedo comprenderla.
¿A
dónde podré ir, lejos de tu espíritu?
¿A
dónde podré huir, lejos de tu presencia?
Si
subo a las alturas, allí estás, si bajo a los abismos de la muerte, allí
también estás.
Si
le pido las alas a la aurora, para irme a la otra orilla de los mares, también
allá tu mano me conduce, y me tiene tomado tu derecha.
Y
si dijera entonces: “Que me oculten al menos
las tinieblas, y la luz se haga noche en torno mío!”,
Pero,
aun las tinieblas, nada tienen de oscuro para ti, y la noche ilumina como el
día.
Pues
tú, Señor, formaste mis entrañas, me tejiste en el seno de mi madre.
Te
doy gracias por tantas maravillas que tú has ejecutado; en efecto, admirables
son tus obras y mi alma bien lo sabe.
Mis
huesos no escapaban a tu vista, cuando yo era formado en el secreto, o cuando
era bordado en las profundidades de la tierra.
Tus
ojos ya veían mis acciones, y ya estaban escritas en tu Amor; los días de mi
vida estaban ya trazados antes que ninguno de ellos existiera.
Cuán
difíciles son tus pensamientos
y
su suma es, oh Dios, incalculable.
Si
me pongo a contarlos, son más que las arenas; y cuando me despierto, aún estoy
contigo.
Dios
siempre actualiza a las personas a su imagen y semejanza.
Desde el momento en que empieza su
existencia, él está allí, bordando mi ser.
El
tejió, en los comienzos de la historia, el sistema nervioso de las personas.
Cuando quedó completo, su Espíritu
Me
sello como persona para siempre, la invadió. Algo de Él tenemos todas las
personitas; con el Creador:
Capacidad
de amar y ser amados, inteligencia, autoconsciencia. TQM
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