LA LIBERTAD EMOCIONAL EN JESUS
Desbordante
de sencillez y amabilidad, Jesús ha desarrollado su personalidad humana hasta
sus últimas posibilidades. Gracias a su Filiación divina eleva la personalidad
humana hasta la más alta cumbre de su plenitud.
En él, el desarrollo humano se pierde en las
alturas de lo inconcebible. Su apertura
perfecta a Dios lo convierte en una flecha que se clava en los cielos y nos
abre la posibilidad de participar de su propia Filiación.’
A
través de esta exaltación de la humanidad es posible que cada persona
desarrolle su libertad personal. Al participar de la libertad de Jesús, nosotros
tomamos bajo su dirección el mundo, las
circunstancias, sus pensamientos y sentimientos.
La
Filiación no significa sumisión ciega al devenir del mundo, circunstancias,
reacciones personales, etc., sino libre dominio del mundo, los acontecimientos
y el propio yo, asumiendo la propia responsabilidad ante el Padre.
Con
su encarnación Jesús ha inaugurado un proceso de liberación que abarca todas
las áreas del humano vivir: cultural,
social, política, económica, ambiental, personal, espiritual. Nada que sea
auténticamente humano queda fuera de la liberación cristiana.
Para
seguir a Jesús con autenticidad y eficacia, necesito crecer en libertad personal.
Sin ésta, ¿cómo podemos practicar el amor, la justicia, el perdón, la fraternidad
y todas las exigencias morales del Reino?
Según
el Concilio Vaticano 1I, ‘Mi orientación hacia el bien sólo se logra con el uso
de la libertad, la cual posee un valor que nuestros contemporáneos ensalzan con
entusiasmo.
Y
con toda razón. Con frecuencia, sin
embargo, la fomentan en forma depravada, como si fuese pura licencia para hacer
cualquier cosa, con tal que deleite, aunque sea mala. La verdadera libertad
es signo eminente de la imagen divina en el hombre.
Dios ha querido ‘dejar al hombre en manos de
su propia decisión’ (Ecle 15.14), para que así busque espontáneamente a su
Creador y, adhiriéndose libremente a éste, alcance la plena bienaventurada
perfección. La dignidad humana requiere... que el hombre actúe según su
conciencia y libre elección, es decir, movido e inducido por convicción interna
personal y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de mera coacción
externa.
Este
es el objetivo del presente capítulo: capacitamos, con la ayuda de la gracia de
Jesús, para actuar según nuestra conciencia y libre elección.
MENTE Y LIBERTAD EMOCIONAL
Te sugiero que concentres tus
esfuerzos en este aspecto de mi liberación
personal que es la libertad emocional. Pues, según mi parecer, esta clase
de libertad constituye el verdadero núcleo de la liberación.
No
niego, dicho sea de paso, el valor e importancia de otras formas de libertad.
Necesitamos libertad política que
nos permita elegir a nuestros gobernantes. Acepto también, con que la libertad
política es insuficiente si no contamos con la libertad económica. Esta se refiere a la posibilidad de disponer
del fruto de nuestro trabajo y la justa distribución de la riqueza. Pero sin la
Libertad espiritual, todo cae en el
vacio del más y más de la insatisfacción de nunca llenar el vacio profundo. Sin
El todo pasa y el vacio se profundiza.
Supongamos
que tú eres libre para votar en favor de mis candidatos.
Tengo
libertad para ganar lo que yo merezco por
mi trabajo. Pero tu líder político resulta incompetente Y aunque eres millonario,
te sientes infeliz. Porque careces de libertad interior frente a las
circunstancias externas, te sientes desengañado, La incompetencia política de
tu candidato te produce desilusión y tristeza...
Otro
tanto puede sucederte en el nivel de la libertad moral. Después de muchos años
de esfuerzo, autocontrol y colaboración con la gracia divina, me he vuelto capaz de obrar según mis decisiones
y de hacer las cosas como tú decides. Pero, si mi hijo se enferma o fracasa en
la escuela, me enojo. No expreso mi rabia en razón de mi autocontrol.
Sin
embargo, en el fondo me siento enojado y frustrado,
En
otro plano de consideración, me parece claro que los humanos, en última
instancia, no buscamos cosas, riqueza o nivel social. Yo no busco el dinero porque
esos pedazos de papel emitidos por el gobierno tienen el retrato de un héroe o
personaje político. No. Más bien trabajo y reclamo mi paga en razón de lo que
puedo obtener por medio del dinero: comida,
ropa, casa, educación, ayuda a los pobres, viajes.,. Y deseo todo esto, por
que así mi vida se conserva y desarrolla Y en el fondo, mi sobrevivencia y desarrollo humano significa sentirme bien, experimentar placer.
¿No es verdad?
Observo
mi vida y la de los demás. Pregunto a los
otros, “ qué quiero con eso (formar una
familia, dinero, viajes, etc.)?” Y a cada respuesta que recibas ofrécele la
misma pregunta, “ para qué?” Y, “para qué?” Es probable que descubras lo mismo que
yo. En último análisis, la persona busca sentirse bien o ser feliz...
Sistemas representaciones oficiales
La
libertad de Jesús, aunque abarca todos los aspectos de la vida humana, se concentra
en la libertad emocional. El es libre
para amar. Amor, alegría, paz, esperanza, confianza y todo el resto de las
virtudes cristianas son sencillamente estados emocionales. No niego que la
liberación cristiana tiene otros aspectos como el social y económico y moral.
Al mismo tiempo, sin embargo, advierto que necesitamos libertad emocional, si queremos vivir las actitudes básicas del cristianismo: fe,
esperanza, amor, alegría, paz...
¿En qué consiste la libertad
emocional?
El hombre que ha redescubierto
esta forma de libertad es el Dr. Victor E. Frankl. En el campo de concentración
descubrió que los nazis podían privar a él y sus hermanos judíos de casi todas las opciones externas.
Incluso podían decidir quitarles la vida. Esto sucedió de hecho a los
familiares y a la esposa de Frankl.
A pesar de todo, y en medio de
las más horrendas condiciones del campo de concentración, los nazis eran
incapaces de arrancarle la última raíz de sus decisiones:
la
libertad interior.
Libertad
interior, significa la capacidad personal de escoger la actitud o estado
emocional con que queremos reaccionar frente a una situación que no podemos
cambiar.
Para
mí inspirándome en la Biblia, la libertad emocional significa la capacidad de
elegir nuestras emociones y sentimientos. Pero se extiende también al conjunto
de alternativas emocionales (amor, alegría, paz, entusiasmo, motivación, enojo,
tristeza, ansiedad, etc.).
Todavía
más, la libertad emocional nos capacita
para corregir, perfeccionar o cambiar el sistema de conjuntos de alter nativas emocionales »
El
conjunto (le alternativas emocionales consiste en un repertorio de emociones
del que podemos echar mano para elegir la emoción con que queremos reaccionar en una determinada situación. Imagina que alguien me insulta. Si
usas mi libertad emocional, yo decido cuál emoción me parece más apropiada para
responder. Tal vez escoja el amor, o la indiferencia, o la calma, o la cólera,
o la alegría, o la agresión...
El sistema de
conjuntos de alternativas
se refiere a la totalidad de los distintos conjuntos de alternativas
emocionales.
Me
imagino que yo tengo, por lo menos, dos conjuntos. El primero puede llamarse positivo,
porque incluyo las emociones que son considera das como positivas: fe,
esperanza, amor, alegría, paz, etc. El segundo
conjunto merece, tal vez, el calificativo de sombras porque incluye:
incredulidad, desesperación, odio, tristeza, angustia...
Yo
puedes usar mi libertad emocional para corregir, mejorar o
cambiar estos dos conjuntos. Puedo dividirlos, añadir uno más, etc. Las
posibilidades de mi libertad emocional son mayores que yo ordinariamente reconozco.
Enfoque y sentimientos
Nosotros
sentimos según pensamos. La base interpretativa provoca la consecuencia
emocional. Pero también es verdad que lo que enfocamos condiciona nuestra base
interpretativa o pensamiento.
Pongo
un ejemplo. Imaginemos que la vida es un banquete. Y nuestro enfoque es como
una cámara cinematográfica. Captamos con ésta o con nuestra mente aquello que
enfocamos.
Cierto, en la fiesta de la vida hay cosas
positivas y cosas negativas. Si centras tu atención en las negativas, te inclinas
hacia la producción de emociones DE SOMBRAS. De hecho, la mayoría de nosotros hemos sido
entrenados por nuestra cultura para detectar lo malo, lo imperfecto, lo que no
concuerda con nuestras expectativas. En consecuencia, somos dados a crear sentimientos
de desengaño, tristeza, rabia, agresividad...y por supuesto sentires de LUZ.
La
realidad, o la vida, me ofrecen cantidad de dones hermosos y constructivos cada
día. Si diriges hacia ellos el foco de tu atención, le colocas en la senda que
te lleva a crear emociones de luz y alentadoras. Piensa en el colorido de los
atardeceres, el brillo de las estrellas y del sol, las flores, los niños, los
que te aman y amas, tus amigos, tu trabajo, la salud, la vista, la vida...
Jesús,
precisamente, nos enseña cómo desarrollar la habilidad de enfocar los aspectos
más constructivos, alentadores y amables de la vida. Cierto, Dios Padre muestra
su amor a través de todo eso, puesto que El es el manantial eterno del bien, de
la hermosura, de la felicidad, del constante e ininterrumpido crecimiento...
Así que al enfocar lo bueno y hermoso, nos abrimos a Dios.
Jesús
tiene la habilidad de enfocar aquellos aspectos de la gente que lo mueven al
amor. Un día, ‘los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo o que habían
hecho y lo que habían enseñado. El, entonces, les dice:
‘Vengan también ustedes aparte, a un lugar solitario, para descansar
un poco’. Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni
para comer.
MC6,
30 32
Al
enfocar la necesidad que sus apóstoles
tienen que descansar, Jesús crea en sí mismo sentimientos de amor, ternura
y solicitud. Algo similar observamos cuando la muchedumbre se ha pasado
tres días siguiendo a Jesús. Ya no tienen nada para comer. Así que Jesús llama
a sus discípulos y les dice;
‘siento compasión de esta
gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer.
Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecieron en el camino, y algunos de
ellos han venido de lejos’
Marco
8,1-3
El
foco de la mente de Jesús, otra vez, se halla puesto en la necesidad de los
demás. Así despierta sentimientos positivos en favor de ellos. Y la conducta
que brota (le ese estado emocional es la segunda multiplicación de los panes.
Tú
podrías oponerte a este punto de vista diciendo que algunas veces, Jesús no
enfoca aquellos aspectos que pueden despertar su a Por ejemplo, no parece muy
amoroso en la sinagoga donde había un hombre que tenía la mano paralizada. Los
fariseos “estaban al acecho a ver si curaba en sábado para poder acusarle. Dice
al hombre que tenía la mano seca: levántate ahí en medio’. Y les dice: Es lícito en sábado hacer el bien en vez del
mal, salvar una vida en vez de
destruirla?’ Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la
dureza de su corazón (Mc 3,2-5).
A
primera vista todo parece indicar que Jesús centra su
Atención
en la actitud obstinada de los fariseos.
Y en consecuencia se fabrica
sentimientos de cólera. Pero hay allí otro sentimiento que puede cambiar
nuestra impresión: apenado… Jesús tiene en el foco las grandes posibilidades que los fariseos
poseen para cambiar y crecer.
Por desgracia ellos no aprovechan su
oportunidad. Jesús es para ellos una
gracia incomparable Pero ellos la rechazan. Y esta es la razón por la que Jesús
decide sentir dolor. El ama a los fariseos igual que a los demás seres humanos.
Modo específico de representar
Nuestras
emociones son estimuladas no sólo
por aquellos aspectos de la realidad que enfocamos, sino también por el modo en
que los representamos. La pena y el dolor de Jesús probablemente significan que
Jesús dibuja en su mente una imagen clara de los fariseos. Es una imagen
grande, llena de color y muy cercana. Al mismo tiempo, Jesús escucha la voz de
los fariseos. Su tono es alto, su tiempo
veloz, su volumen fuerte...
Lo
que Jesús ve y oye en los fariseos, tiene un
impacto en su propio cuerpo. Probablemente experimenta cierta opresión en el pecho, en el área cordial. Su cuerpo se pone un poco rígido y su
respiración es superficial...
Jesús,
como toda criatura humana, emplea todo su cuerpo y todo su ser para fabricar
sus emociones. Usa también los elementos
más fundamentales de la mente humana. Entre tales elementos aparecen en primer
término los sistemas de representaciones -ver,
oír, sentir, oler, gustar—.
De
hecho, las características de cada modalidad o sistema representaciones
determinan la clase y cualidad de la emoción que creamos. Si, por ejemplo,
Jesús enfatiza en su mente la imagen agresiva
de los fariseos, perderá libertad emocional. En tal caso, conservará una
imagen enorme de ellos en la memoria. Verá muy cerca de él las caras serias,
tensas y encendidas de sus oponentes.
Peor
todavía. La imagen parecerá brillante, enorme a todo color, viva, llena de
movimiento... Simultáneamente escuchará
sus voces a todo volumen. Sus gritos serán claros, cercanos, con sonido
estereofónico...
Ponte
por un momento en la mente de Jesús. Imagina tu mente llena de imágenes y voces agresivas... ¿Sería posible para ti o
para Jesús mantener el corazón sereno, alegre y amoroso? Lo dudo seriamente.
Yo
doy por supuesto que Jesús posee un perfecto control de sus sentidos. Ese
control, por cierto, no significa terquedad ni inflexibilidad. De ninguna manera.
Significa, más bien, libertad y habilidad en el uso de sus sistemas
representacionales.
Gracias a tal
dominio de sí mismo, Jesús puede elegir la clase de emociones con que él quiere
reaccionar.
Si hemos tomado la
decisión de imitar a Jesús, necesitarnos imitarlo en esa libertad para controlar
los sistemas
representacionales.
Nuestra decisión de ser como él, tiene que
afincarse en estos pequeños aspectos de la actividad mental. En efecto, los
sistemas representacionales son considerados como los ladrillos que usamos para
construir los muros de nuestras edificaciones mentales. Por tanto, nos hace
falta un total dominio de ellos y sus cualidades para incrementar nuestra
libertad.
Las
características o cualidades de nuestros
sistemas representacionales . Por
ejemplo, el brillo, el tamaño, color, distancia, son ejemplos de sub modalidades en la visión. El volumen, tono, tempo,
distancia, son ejemplos de sub modalidades auditivas capacidades para escoger,
cambiar y usar las sub modalidades de
cada sistema representacional...
- Diálogo interno
Tú dialogas contigo mismo mediante
palabras, preguntas y afirmaciones.
- Palabras y sentimientos
Ya
he subrayado que es casi imposible conocer las palabras exactas que Jesús
pronunció. A pesar de eso, podemos acercarnos a lo que posiblemente ha sido su COMPARTIR
interno, si examinamos las palabras que le atribuyen los evangelistas.
Es
probable que el mensaje central de Jesús conserva más fielmente las palabras originales
de Jesús. Estoy pensando en la Buena
Nueva que él proclama en estos términos:
“el tiempo se ha cumplido y el
Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva”).
MARCOS1,
15
Después
de leer estas palabras, en especial sabiendo que “Buena Nueva” o “evangelio” significa “anuncio de felicidad”, quizá
sientes una impresión agradable en tu interior.
Repito
este mensaje en mi mente. Tal vez
escuchas esas palabras como si fueran pronunciadas por la voz del mismo Jesús.
Tal vez prefieres repetirlas con tu propia voz... No importa cuál sea tu
elección. Simplemente escucha, una y otra vez, ese anuncio de la Buena Nueva...
Es
probable que empieces a crear un sentimiento
especial a medida que vas repitiendo
esas palabras de Jesús...” El tiempo se
ha cumplido y Dios quiere ser el rey en mi vida, para regalarme la abundancia
de sus cuidados, ternura, amor y alegría sin horizontes.” Cierro mis ojos y me escucho”
Renuncio
a las tentaciones, que es fuente inagotable de dolor, y las convierto; Buena Nueva. Más específicamente, centro mi vida en Jesús que siempre está cerca es mi amigo,
y salvador. Lo estoy escuchando en
mis oídos:
“Yo soy el buen
pastor;
Y conozco mis ovejas
y las mías me
conocen a mí,
Como me conoce el
Padre
Y yo conozco a mi Padre
Y doy la vida por
las ovejas
Juan10, 14-15
Supongo
que ahora mismo estás creando sentimientos de luz y estimulantes con la repetición mental de las palabras de
Jesús...
Tal
vez estás aumentando tu autoestima al espejearte en la estima y amor de Jesús
para ti... Eres tan valioso, que Jesús
da la vida por ti...
Al
mismo tiempo puedes ser consciente del dolor inmenso que implica el estar lejos
de Jesús. “Convertirse”, en este contexto, significa alejarse de esa fuente de
dolor que es el pecado.
Desde
esta perspectiva entendemos que Jesús
quiere salvarnos del sufrimiento, sobre todo del sufrimiento definitivo que
es “el castigo eterno” (Mt 25,46). Y
así, aunque los evangelistas ponen en labios de Jesús palabras de conversión,
sufrimiento, cruz, castigo, condena, etc., su intención consiste en evitarnos
penas y alcanzarnos goces. Por lo que busca que asociemos dolor con lo malo, y
gozo con lo bueno.
-
Generación de sentimientos por medio de
preguntas
El
importante papel de las preguntas en nuestra vida. Ellas activan el proceso de pensar.
Incluso
cuando afirmamos algo, existe una pregunta detrás de esa afirmación. Si tú
dices, por ejemplo, “Jesús es nuestro
liberador, tu estás respondiendo a una pregunta. Esta podría ser, “¿cuál es el
papel de Jesús en la situación actual de nuestra sociedad?”
Si
las preguntas desencadenan el proceso del pensamiento, entonces es lógico que
las preguntas intervengan en la generación de
nuestros sentimientos. ¿Por qué? Porque, tal corno descubrieron los
filósofos estoicos hace 20 siglos, nosotros
sentirnos según pensarnos. Si
concebimos pensamientos desalentadores, experimentamos sentimientos de desaliento
(sombras ). Cuando tenemos
pensamientos positivos generamos sentimientos de luz
Conocer
esta realidad de nuestro funcionamiento personal resulta altamente liberador.
¿En qué sentido? En cuanto que nos descubre la posibilidad de crear
determinados sentimientos mediante la elección de lo que pensamos en nuestra
mente. En consecuencia, somos libres para producir alegría, mediante la elaboración
de pensamientos gozosos. Y para esto, podemos traer a la mente hechos felices,
aspectos agradables de la vida, experiencias dichosas...
No
tienes que esperar a que sucedan eventos felices para sentir te feliz. No
necesitas de una fiesta, de unas copas, de un chiste para convertir tu tristeza
en alegría. Puedes conseguir este cambio haciéndote preguntas como. “¿qué es lo mejor que me ha sucedido en la
vida?” “¿qué regalos me ofrece hoy la
vida?” “¿me ama Jesús?”
Porque
nosotros podemos dirigir el curso de nuestros sentimientos por medio de
palabras y preguntas, Marco Aurelio podía sostener, “Si te sientes abatido por
algo externo, el sufrimiento no se debe a las cosas en sí, sino a la valoración
que haces de ellas; y esta valoración tú tienes el poder de revocarla en
cualquier momento”.
Jesús, de acuerdo a
los evangelios, no menciona esta teoría o, mejor, este descubrimiento de los
estoicos. Sin embargo, él parece inferir su existencia. Su tendencia habitual
hacia pensamientos optimistas, preguntas alentadoras, valoraciones hechas de
amor, nos demuestra que él era consciente del papel que el pensar juega en la
vida humana.
Tal
vez descubrió él mismo que nuestros pensamientos son disparados por las
preguntas que nos hacemos... De hecho, en especial según el evangelio de
Marcos, Jesús se demuestra maestro en el uso de las preguntas. En una revisión
rápida de las páginas de Marcos puedes advertir cuán frecuentemente el Señor recurre al método de las
preguntas.
Cierto,
Marcos le atribuye todo tipo de preguntas. Yo, como puedes comprender, prefiero
enfatizar las preguntas estimulantes o constructivas.
Las considero constructivas en este contexto
de los sentimientos, porque ellas suscitan estados de ánimo capaces de alentar
el desarrollo humano: autoestima, confianza, esperanza, alegría, amor, etc. Estos estados, de ordinario, nos impulsan
al cambio, al crecimiento, a la excelencia personal.
Por
ejemplo, déjate sentir en tu corazón el
eco de la siguiente pregunta. Pero imagina que estás entre la gente que escucha
a Jesús mientras pregunta, “‘ es mi madre y mis hermanos?’ Y mirando en torno a
los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: ‘Estos son mi madre y
mis hermanos.
Quien cumpla la voluntad de
Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi
madre
Mc
3,33-35
Sin
duda alguna, la respuesta agregada por Jesús le da mayor profundidad a su pregunta. Imagina, si
quieres, que tú escuchas el mensaje que le están pasando, “tu madre, tus
hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan”. Ahora, de inmediato, deja que
tu cerebro rumie esta pregunta, ¿es mi
madre y mis hermanos?”
Al
menos, esta cuestión inicia una abertura en tu mente... Y tu cerebro se lanza a
buscar una respuesta. Se da la tarea de revisar todos los archivos de tu
experiencia y conocimientos,.. Puede ser que tú empieces a sospechar que Jesús
te quiere y te ama. Tanto te ama, que te lleva en su corazón tomándote corno su
hermano o hermana.
Más
tarde, de acuerdo a la narración evangélica, Jesús
Confirma tu sospecha.
Efectivamente, te llama su hermano hermana.
Al
mismo tiempo refuerza tus sentimientos de autoestima, de confianza en ti mismo
y de respeto y amor para ti.
Y
estos sentimientos, como he insinuado ya, son capaces de impulsarte en el
constante proceso personal de liberación.
Afirmaciones para la libertad
emocional
En
las apenas citadas palabras de Jesús tenemos un ejemplo de afirmación
liberadora. El afirma su libertad y desapego ante su propia familia. Al mismo
tiempo expresa su libertad para vivir en comunión con los pobres, los enfermos,
los pecadores, los marginados por la sociedad.
Así
se demuestra libre también para formar la comunidad mesiánica. La cual está
constituida no sólo por hermanos y hermanas, sino también por ‘madres’. Los que
siguen a Jesús encuentran en esta comunidad los vínculos familiares que han
dejado atrás: hermanos, hermanas, madres, hijos.
Pero, no hay padres! ¿Por qué
no? “No llamáis a nadie
‘Padre’ nuestro en la tierra,
porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo” Mateo 23,9
Aquí
tenemos una de las mejores afirmaciones de Jesús, “ustedes son todos hermanos” (Mt 23,8), ‘porque uno solo es Padre de ustedes.
A
través de afirmaciones como éstas, que él autentifica con “señales” o milagros,
nos vemos impulsados a crear sentimientos
de confianza y fe en él. Si creernos que él es el Mesías, recibimos de él
la libertad suprema, la libertad de
comunicarnos con alma, su Padre amado. Realizarnos esa comunicación en
unión con Jesús, el Hijo Unigénito. Y así, en comunión con “el primogénito” y
reunidos con “muchos hermanos”, nos podemos reconocer unos a otros como “hijos
de Dios”.
Ahora
somos libres para zafamos de los poderes arcaicos que suelen atarnos a nuestros
orígenes familiares, sociales, culturales. Podemos vivir en la libertad del Espíritu de Jesús. Por
esto ‘entre el pueblo mesiánico de Dios el grito “ABBÁ” se convierte en la máxima expresión de libertad.
La
afirmación, “ABBA querido papá que Jesús y los primeros cristianos repiten nos dan una nueva experiencia de libertad
Por este camino tú vas a crear sentimientos de autoconfianza, valentía,
comunión fraterna y amor.
En
el CELAM nos “encontramos” muchos cristianos
a experienciar en las comunidades
base y junto a ellos “vivimos la maravillosa
experiencia”de compartir nuestros propios
“sentimientos de luz y de sombra” que cambio
la vida para siempre. Gracias al Padre Luis Jorge González
La fábrica profunda de los
sentimientos
Por
ser verdadero hombre, el Mesías fabrica sus emociones como cualquier otra
criatura humana. Enfoca sus sistemas representacionales hacia aquellos aspectos
de la realidad que le permiten despertar sentimientos
constructivos. Y con el mismo fin hace preguntas estimulantes, selecciona
sus palabras con cuidado, hace afirmaciones impulsoras...
Detrás
de estos procesos mentales, sin embargo, hay otros factores que influyen en el
tipo de sentimientos que elaboramos. Entre tales factores, encontramos los
valores, las reglas y los meta programas.
a-
Los valores en Jesús
A
la luz del A-B-C de la vida, como ya sabes, comprobamos que nuestros valores
determinan la clase de preguntas que nos ponemos a nosotros mismos. En esa
medida, los valores dirigen nuestro enfoque y así influyen en nuestros
sentimientos.
Técnicamente,
los valores son cualidades estructurales de las personas y cosas. Estas
cualidades hacen valiosas a las personas y a las cosas por cuanto contribuyen a
la conservación, desarrollo y perfección de la vida humana. Por tal razón, los
valores pueden ser clarificados mediante la pregunta;
¿Qué
es lo más importante para mi en la vida?”
¿Que
“es lo más importante para mí en las relaciones interpersonales?”
¿que‘
es lo más importante para mi en el trabajo? Y así sucesivamente.
Volviendo
a Jesús, pongámosle esa misma pregunta:
¿Qué es lo más importante para ti en la vida,
Señor?
“Mi alimento es
hacer la voluntad
Del que me ha
enviado y
Llevar a cabo su obra...
Porque he bajado
del cielo.
No para hacer mi
voluntad,
Sino la voluntad
del que me ha enviado...
Porque ésta es la
voluntad de mi Padre:
Que todo el que vea
al Hijo y crea en él, tenga vida eterna
Y que yo le
resucite el último día’
JUAN 3,34;
6,38-40).
Parece
claro que el cerebro de Jesús estima la voluntad de su Padre como el valor más importante para él en esta tierra. Y es
palpable que la voluntad de Dios apunta hacia una meta muy concreta: la plenitud de su vida en nosotros.
Quiere que seamos partícipes de su vida eterna. Junto con esto, su voluntad es
que gocemos su amor, felicidad, serenidad y libertad.
Me
parece innegable que Jesús se centra en las personas. Sus valores supremos son Dios Padre y cada uno de nosotros, sus hermanos.
De aquí se sigue que tanto Dios como los
seres huma nos constituimos el foco de atención para Jesús. Las cuestiones
que se plantea mentalmente se refieren a su Padre y a sus herma nos los hombres. Y así se fabrica sentimientos centrados en
las personas como bondad, afecto, confianza, amor...
Y
también cumple la voluntad de su Padre enseñándonos a estimar no sólo los valores-intermedios, sino también los valores-
finales.
Los
valores intermedios son indispensables para la
Conservación de nuestra vida: comida, vestido,
casa, trabajo, dinero, descanso, familia... Pero todos estos valores no son sino medios para alcanzar
determinados fines. No valoramos el trabajo por el traba jo, ni el dinero
por el dinero. No buscarnos formar una familia simplemente por comprometernos
con otra persona... Procuramos trabajo,
dinero y familia por lo que esperamos lograr a través de todo eso: actividad,
alimento y casa, vida, compañía, apoyo, comprensión, ternura, amor...
Esos
sentimientos de amor, ternura, comprensión, felicidad representan valores
-finales. Y los necesitamos para desarrollar nuestra vida y perfeccionarla. Por
esta razón los valores-finales resultan valiosos para todos nosotros.
De
paso podemos advertir la coincidencia
perfecta entre los valores-finales y los valores cristianos. Jesús, de
acuerdo a la voluntad de su Padre, asegura para nosotros lo mejor de lo mejor.
El sabe muy bien que nosotros no queremos dinero, alcohol, drogas, sexo,
viajes, etc., sino los intensos
sentimientos que vamos a experimentar a través de esos valores-intermedios;
diversión, placer, gozo, éxtasis, liberación del dolor, eliminación de
tensiones...
Jesús
toca el nervio de la cuestión. Y nos muestra el camino para disfrutar placer y
felicidad, libertad, serenidad, amor, optimismo y todos los valores-finales que
necesitamos para un constante e interminable crecimiento...
Creencias
y reglas
Al
llegar a este punto nos topamos con otra función de la mente: nuestras
creencias.
Como sabes, las creencias y los valores se encuentran en el mismo nivel lógico
según JESÚS: Un solo mandamiento les dejo…..
EL
blanco hacia el cual apuntan nuestros afanes, son los
valores. Las creencias representan las
razones para saber si hemos dado en el blanco o no.
Tomemos
un ejemplo. Uno de los valores-finales
de Jesús es el amor. Amor al Padre y amor a cada ser humano. ¿Cómo sabe él si
ama al Padre y a sus hermanos los hombres ‘hasta el extremo”?
Jesús
tiene una regla para medir si llega hasta el extremo:
Dar su vida por sus
amigos”
Juan 15,13; cfr. 14,3!.
Las
reglas, como ésa, tienen dos partes: si... entonces...
Jesús, por tanto, piensa: Yo doy la vida por mis hermanos y hermanas y madres, entonces está claro que sí los amo y
cumplo el plan amo roso del Padre.
En
este contexto, las reglas aparecen como generalizaciones que hacemos. Son
creencias que cada uno de nosotros fabrica para saber qué tiene qué suceder
para cerciorarse de que ha alcanzado cierto resultado en la vida.
Podríamos
preguntarle a Jesús, ‘Señor, ¿qué tiene que suceder para que tú sepas que eres
feliz?” Su respuesta va a revelarnos las reglas que él usa en esta materia. Lo
más seguro es que nos confiese que para él resulta muy fácil sentirse feliz. Lo
que tiene que sucederle para saberlo y sentirlo es muy simple y variado. Si
contempla;
“los pájaros del cielo’, o las
“flores del campo”, o a sus hermanos los ‘más pequeños” recibiendo el mensaje
del Padre, entonces “se llena de gozo en el Espíritu Santo”
Lucas
10,21
Si
adoptamos las reglas de Jesús, nos resultará más fácil crear nos sentimientos constructivos de LUZ,
que corresponden a los valores- finales. Por tanto, si nos sucede estar vivos,
respirar, ver, comer, oír música, saludar a una persona, recordar a nuestro
Padre... entonces nos sentiremos
felices, agradecidos, optimistas, serenos...
Si
seguimos las reglas de este mundo, entonces nos resultará muy difícil alcanzar
los valores finales como felicidad, paz, amor, optimismo... Para nuestros
semejantes, condicionados por la publicidad de nuestro mundo consumista, tienen
que suceder cosas muy complicadas para que se sientan felices.
Por
ejemplo, necesitas grandes cantidades de dinero, una gran casa, coches, mucha
ropa, beber alcohol, tener sexo extramarital, ejercer poder sobre otros, viajar
sin límites, ser famoso, jamás ser contrariado o desengañado... para ser
exitoso en ese mundo.
Las
reglas del mundo son muy exigentes y se cristalizan en los valores-intermedios.
Por ello nos vemos condenados al estrés, al mal humor, a la depresión, al sufrimiento
innecesario, a la desilusión...
En
cambio, Jesús nos invita a poner como blanco de nuestra vida los valores Y nos muestra el camino más simple para conseguirlos.
Si sucede que el día amanece, que el sol brilla, que los pájaros cantan, que
las flores nos dan su perfume, que alguien nos sonríe, que tenemos trabajo, que
el país está en paz, que tenemos salud, que estamos vivos.., entonces
sentiremos emociones de alegría, entusiasmo compromiso amor, serenidad...
Meta
programas
Además
de los anteriores, existe otro factor más profundo y general que determina la
clase de emociones que fabricamos: las meta programas. Estos son como las
tendencias fundamentales de nuestra mente, y nos inclinan a enfrentar la gente,
eventos, vida, mundo, Dios en un modo específico. Son más abstractos que la
base interpretativa y determinan nuestro enfoque general a un asunto concreto
más que los detalles de nuestro proceso de pensar.
El
primer meta programa se refiere al modo de enfocar los problemas. Al ser
enfrentados con una situación problemática buscarnos ya sea la evitación del dolor que el afán de placer.
Jesús,
como todos nosotros, posee estas dos formas del primer meta programa. Sin embargo, en los
evangelios aparece más bien proactivo. Esto significa que hace más por
conseguir placer o conquistar lo positivo que por evitar el dolor. Por ejemplo,
decide curar al hombre de la mano paralizada, aunque sea sábado y aumente la oposición de los fariseos. De hecho,
después de esta curación,
“los fariseos se confabularon
con los herodianos contra él para ver como eliminarle” Marcos 3,6.
El
segundo meta programa, tamaño del desplazamiento, tiene dos posibilidades,
grandes desplazamientos (generalidades) y pequeños desplazamientos (detalles).
Jesús utiliza ambos. Propone fines distantes, ideales muy elevados Lo cual
corresponde a gran des desplazamientos. Pero, al mismo tiempo, Jesús es hábil
para cuidar de los detalles. En la cruz dice, “tengo sed para cumplir la Escritura. Es detallista.
En
una síntesis genial, Jesús promueve el universal Reino de Dios y
simultáneamente es afectuoso con cada persona que se acerca a él.
El
marco del tiempo es el tercer meta programa. Entre el corto plazo y el largo
plazo, Jesús prefiere este último. Por lo mismo, se inclina más hacia el
futuro. No descuida, sin embargo, ni las sanas tradiciones ni las profecías del pasado. Y junto con esto,
él sabe vivir con intensidad el aquí y ahora del presente. Y nos enseña a
sumergirnos con gozo en el presente
“No os preocupéis del mañana”.
Por otro lado, “alégrense y regocíjense,
porque la recompensa será la más grande
en los cielos” Mt 5,12( es decir, en el futuro)...
Su
enfoque a la solución de problemas -cuarto meta programa se centra sobre todo
en las relaciones con afiliación. influencia). Lo cual no significa que Jesús
descuide las tareas (trabajo, acción). En realidad consigue un extraordinario
equilibrio entre relaciones interpersonales y tarea, porque su tarea es cumplir
la voluntad de su Padre.
“Y ésta es la voluntad del que
me ha enviado: que no pierda ninguno de los que él me ha dado, sitio que lo
resucite en el último día” Juan 6,39
Jesús
cumple sus tareas en el contexto de las relaciones, sea con su Padre que con
los seres humanos. El equilibrio entre ambos aspectos es digno de ser imitado.
Consigue
un equilibrio similar en el quinto meta programa: el modo de comparación. Jesús
logra armonizar con cada criatura humana en cuanto que se ha hecho hombre. Siendo
el 1-lijo de Dios asume nuestra condición humana. Por tanto, la similitud que
logra con nosotros es increíble. Sólo nos distingue el pecado. Fuera de esto,
todo lo humano cae bajo el afán de armonizar que palpita en el corazón de
Jesús.
También
echa mano del- meta programa opuesto: desarmonizar. Ciertamente no está de
acuerdo con sus opositores. Y los confronta con valentía. Dice a los fariseos,
“ bien violan el manda miento de Dios, para conservar vuestra tradición. Porque
Moisés dijo:” Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su
madre, sea castigado con la muerte”.
Esta
serie de meta programas nos ayudan a delinear un poco más los rasgos de Jesús.
Nos permiten marcar un poco más las tintas del retrato que los evangelistas nos
han pintado. Y entre otras cosas, podemos advertir en Jesús tos rasgos propios
del que es verdadero líder, Notemos, por ejemplo, su inclinación hacia lo
positivo, grandes desplazamientos, largo plazo, relaciones humanas, etc. Sin
duda alguna, con todas esas cualidades no podía dejar de convertirse en el
mayor líder de la historia.
Te
habrás dado cuenta que esos meta programas nos inclinan a la creación de
ciertos sentimientos. Si tú te orientas hacia lo positivo, es muy probable que
suscites en tu ánimo emociones de entusiasmo, optimismo, creatividad... Y así,
cada meta programa te predispone a experimentar un tipo determinado de
sentimientos.
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