sábado, 24 de marzo de 2012


LA LIBERTAD EMOCIONAL EN JESUS

Desbordante de sencillez y amabilidad, Jesús ha desarrollado su personalidad humana hasta sus últimas posibilidades. Gracias a su Filiación divina eleva la personalidad humana hasta la más alta cumbre de su plenitud.
 En él, el desarrollo humano se pierde en las alturas de lo inconcebible. Su apertura perfecta a Dios lo convierte en una flecha que se clava en los cielos y nos abre la posibilidad de participar de su propia Filiación.’

A través de esta exaltación de la humanidad es posible que cada persona desarrolle su libertad personal. Al participar de la libertad de Jesús, nosotros tomamos  bajo su dirección el mundo, las circunstancias, sus pensamientos y sentimientos.
La Filiación no significa sumisión ciega al devenir del mundo, circunstancias, reacciones personales, etc., sino libre dominio del mundo, los acontecimientos y el propio yo, asumiendo la propia responsabilidad ante el Padre.
Con su encarnación Jesús ha inaugurado un proceso de liberación que abarca todas las áreas del humano vivir: cultural, social, política, económica, ambiental, personal, espiritual. Nada que sea auténticamente humano queda fuera de la liberación cristiana.
Para seguir a Jesús con autenticidad y eficacia, necesito crecer en libertad personal. Sin ésta, ¿cómo podemos practicar el amor, la justicia, el perdón, la fraternidad y todas las exigencias morales del Reino?
Según el Concilio Vaticano 1I, ‘Mi orientación hacia el bien sólo se logra con el uso de la libertad, la cual posee un valor que nuestros contemporáneos ensalzan con entusiasmo.
Y con toda razón. Con frecuencia, sin embargo, la fomentan en forma depravada, como si fuese pura licencia para hacer cualquier cosa, con tal que deleite, aunque sea mala. La verdadera libertad es signo eminente de la imagen divina en el hombre.
 Dios ha querido ‘dejar al hombre en manos de su propia decisión’ (Ecle 15.14), para que así busque espontáneamente a su Creador y, adhiriéndose libremente a éste, alcance la plena bienaventurada perfección. La dignidad humana requiere... que el hombre actúe según su conciencia y libre elección, es decir, movido e inducido por convicción interna personal y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de mera coacción externa.
Este es el objetivo del presente capítulo: capacitamos, con la ayuda de la gracia de Jesús, para actuar según nuestra conciencia y libre elección.
MENTE Y LIBERTAD EMOCIONAL
Te sugiero que concentres tus esfuerzos en este aspecto de mi liberación personal que es la libertad emocional. Pues, según mi parecer, esta clase de libertad constituye el verdadero núcleo de la liberación.
No niego, dicho sea de paso, el valor e importancia de otras formas de libertad. Necesitamos libertad política que nos permita elegir a nuestros gobernantes. Acepto también, con que la libertad política es insuficiente si no contamos con la libertad económica. Esta se refiere a la posibilidad de disponer del fruto de nuestro trabajo y la justa distribución de la riqueza. Pero sin la Libertad  espiritual, todo cae en el vacio del más y más de la insatisfacción de nunca llenar el vacio profundo. Sin El todo pasa y el vacio se profundiza.
Supongamos que tú eres libre para votar en favor de mis candidatos.
Tengo libertad para ganar lo que  yo merezco por mi trabajo. Pero tu líder político resulta incompetente Y aunque eres millonario, te sientes infeliz. Porque careces de libertad interior frente a las circunstancias externas, te sientes desengañado, La incompetencia política de tu candidato te produce desilusión y tristeza...
Otro tanto puede sucederte en el nivel de la libertad moral. Después de muchos años de esfuerzo, autocontrol y colaboración con la gracia divina, me he vuelto capaz de obrar según mis decisiones y de hacer las cosas como tú decides. Pero, si mi hijo se enferma o fracasa en la escuela, me enojo. No expreso mi rabia en razón de mi autocontrol.
Sin embargo, en el fondo me siento enojado y frustrado,
En otro plano de consideración, me parece claro que los humanos, en última instancia, no buscamos cosas, riqueza o nivel social. Yo no busco el dinero porque esos pedazos de papel emitidos por el gobierno tienen el retrato de un héroe o personaje político. No. Más bien trabajo y reclamo mi paga en razón de lo que puedo obtener por medio del dinero: comida, ropa, casa, educación, ayuda a los pobres, viajes.,. Y deseo todo esto, por que así mi vida se conserva y desarrolla Y en el fondo, mi sobrevivencia  y desarrollo humano significa  sentirme bien, experimentar placer.
¿No es verdad?
Observo  mi vida y la de los demás. Pregunto a los otros, “ qué quiero con  eso (formar una familia, dinero, viajes, etc.)?” Y a cada respuesta que recibas ofrécele la misma pregunta, “ para qué?” Y, “para  qué?” Es probable que descubras lo mismo que yo. En último análisis, la persona busca sentirse bien o ser feliz...

Sistemas representaciones   oficiales

La libertad de Jesús, aunque abarca todos los aspectos de la vida humana, se concentra en la libertad  emocional. El es libre para amar. Amor, alegría, paz, esperanza, confianza y todo el resto de las virtudes cristianas son sencillamente estados emocionales. No niego que la liberación cristiana tiene otros aspectos como el social y económico y moral. Al mismo tiempo, sin embargo, advierto que necesitamos libertad  emocional, si queremos vivir las actitudes básicas del cristianismo: fe, esperanza, amor, alegría, paz...

¿En qué consiste la libertad emocional?

El hombre que ha redescubierto esta forma de libertad es el Dr. Victor E. Frankl. En el campo de concentración descubrió que los nazis podían privar a él y sus hermanos  judíos de casi todas las opciones externas. Incluso podían decidir quitarles la vida. Esto sucedió de hecho a los familiares y a la esposa de Frankl.
A pesar de todo, y en medio de las más horrendas condiciones del campo de concentración, los nazis eran incapaces de arrancarle la última  raíz  de sus decisiones:
 la libertad interior.
Libertad interior, significa la capacidad personal de escoger la actitud o estado emocional con que queremos reaccionar frente a una situación que no podemos cambiar.
Para mí inspirándome en la Biblia, la libertad emocional significa la capacidad de elegir nuestras emociones y sentimientos. Pero se extiende también al conjunto de alternativas emocionales (amor, alegría, paz, entusiasmo, motivación, enojo, tristeza, ansiedad, etc.).
Todavía más, la libertad  emocional nos capacita para corregir, perfeccionar o cambiar el sistema de conjuntos de alter nativas  emocionales »
El conjunto (le alternativas emocionales consiste en un repertorio de emociones del que podemos echar mano para elegir la emoción con que queremos  reaccionar en una determinada  situación. Imagina que alguien me insulta. Si usas mi libertad emocional, yo decido cuál emoción me parece más apropiada para responder. Tal vez escoja el amor, o la indiferencia, o la calma, o la cólera, o la alegría, o la agresión...
El sistema de conjuntos de alternativas se refiere a la totalidad de los distintos conjuntos de alternativas emocionales.
Me imagino que yo tengo, por lo menos, dos conjuntos. El primero puede llamarse positivo, porque incluyo las emociones que son considera das como positivas: fe, esperanza, amor, alegría, paz, etc. El segundo conjunto merece, tal vez, el calificativo de sombras porque incluye: incredulidad, desesperación, odio, tristeza, angustia...
Yo  puedes usar mi  libertad emocional para corregir, mejorar o cambiar estos dos conjuntos. Puedo dividirlos, añadir uno más, etc. Las posibilidades de mi  libertad  emocional son mayores que  yo ordinariamente  reconozco.
Enfoque y sentimientos
Nosotros sentimos según pensamos. La base interpretativa provoca la consecuencia emocional. Pero también es verdad que lo que enfocamos condiciona nuestra base interpretativa o pensamiento.
Pongo un ejemplo. Imaginemos que la vida es un banquete. Y nuestro enfoque es como una cámara cinematográfica. Captamos con ésta o con nuestra mente aquello que enfocamos.
 Cierto, en la fiesta de la vida hay cosas positivas y cosas negativas. Si centras tu atención en las negativas, te inclinas hacia la producción de emociones DE SOMBRAS.  De hecho, la mayoría de nosotros hemos sido entrenados por nuestra cultura para detectar lo malo, lo imperfecto, lo que no concuerda con nuestras expectativas. En consecuencia, somos dados a crear sentimientos de desengaño, tristeza, rabia, agresividad...y por supuesto  sentires de LUZ.
La realidad, o la vida, me ofrecen cantidad de dones hermosos y constructivos cada día. Si diriges hacia ellos el foco de tu atención, le colocas en la senda que te lleva a crear emociones de luz y alentadoras. Piensa en el colorido de los atardeceres, el brillo de las estrellas y del sol, las flores, los niños, los que te aman y amas, tus amigos, tu trabajo, la salud, la vista, la vida...
Jesús, precisamente, nos enseña cómo desarrollar la habilidad de enfocar los aspectos más constructivos, alentadores y amables de la vida. Cierto, Dios Padre muestra su amor a través de todo eso, puesto que El es el manantial eterno del bien, de la hermosura, de la felicidad, del constante e ininterrumpido crecimiento... Así que al enfocar lo bueno y hermoso, nos abrimos a Dios.
Jesús tiene la habilidad de enfocar aquellos aspectos de la gente que lo mueven al amor. Un día, ‘los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo o que habían hecho y lo que habían enseñado. El, entonces, les dice:

‘Vengan también ustedes  aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco’. Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer.
MC6, 30 32
Al  enfocar la necesidad que sus apóstoles tienen que descansar, Jesús crea en sí mismo sentimientos de amor, ternura y solicitud. Algo similar observamos cuando la muchedumbre se ha pasado tres días siguiendo a Jesús. Ya no tienen nada para comer. Así que Jesús llama a sus discípulos y les dice;

‘siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecieron en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos’
Marco 8,1-3
El foco de la mente de Jesús, otra vez, se halla puesto en la necesidad de los demás. Así despierta sentimientos positivos en favor de ellos. Y la conducta que brota (le ese estado emocional es la segunda multiplicación de los panes.
Tú podrías oponerte a este punto de vista diciendo que algunas veces, Jesús no enfoca aquellos aspectos que pueden despertar su a Por ejemplo, no parece muy amoroso en la sinagoga donde había un hombre que tenía la mano paralizada. Los fariseos “estaban al acecho a ver si curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: levántate ahí en medio’. Y les dice: Es  lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una  vida en vez de destruirla?’ Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón (Mc 3,2-5).
A primera vista todo parece indicar que Jesús centra su
Atención  en la actitud obstinada de los fariseos.  Y en consecuencia se fabrica sentimientos de cólera. Pero hay allí otro sentimiento que puede cambiar nuestra impresión: apenado… Jesús tiene en el foco  las grandes posibilidades que los fariseos poseen para cambiar y crecer.
 Por desgracia ellos no aprovechan su oportunidad. Jesús es para ellos una gracia incomparable Pero ellos la rechazan. Y esta es la razón por la que Jesús decide sentir dolor. El ama a los fariseos igual que a los demás seres humanos.

Modo específico de representar

Nuestras emociones son estimuladas no sólo por aquellos aspectos de la realidad que enfocamos, sino también por el modo en que los representamos. La pena y el dolor de Jesús probablemente significan que Jesús dibuja en su mente una imagen clara de los fariseos. Es una imagen grande, llena de color y muy cercana. Al mismo tiempo, Jesús escucha la voz de los fariseos. Su tono es alto, su tiempo veloz, su volumen fuerte...
Lo que Jesús ve y oye en los fariseos, tiene un impacto en su propio cuerpo. Probablemente experimenta cierta opresión en el pecho, en el área cordial. Su cuerpo se pone un poco rígido y su respiración es superficial...
Jesús, como toda criatura humana, emplea todo su cuerpo y todo su ser para fabricar sus emociones. Usa también los elementos más fundamentales de la mente humana. Entre tales elementos aparecen en primer término los sistemas de representaciones -ver, oír, sentir, oler, gustar—.
De hecho, las características de cada modalidad o sistema representaciones determinan la clase y cualidad de la emoción que creamos. Si, por ejemplo, Jesús enfatiza en su mente la imagen agresiva de los fariseos, perderá libertad emocional. En tal caso, conservará una imagen enorme de ellos en la memoria. Verá muy cerca de él las caras serias, tensas y encendidas de sus oponentes.
Peor todavía. La imagen parecerá brillante, enorme a todo color, viva, llena de movimiento... Simultáneamente escuchará sus voces a todo volumen. Sus gritos serán claros, cercanos, con sonido estereofónico...
Ponte por un momento en la mente de Jesús. Imagina tu mente llena de imágenes  y voces agresivas... ¿Sería posible para ti o para Jesús mantener el corazón sereno, alegre y amoroso? Lo dudo seriamente.
Yo doy por supuesto que Jesús posee un perfecto control de sus sentidos. Ese control, por cierto, no significa terquedad  ni inflexibilidad. De ninguna manera. Significa, más bien, libertad y habilidad en el uso de sus sistemas representacionales.
Gracias a tal dominio de sí mismo, Jesús puede elegir la clase de emociones con que él quiere reaccionar.
Si hemos tomado la decisión de imitar a Jesús, necesitarnos imitarlo en esa libertad para controlar los sistemas representacionales.
 Nuestra decisión de ser como él, tiene que afincarse en estos pequeños aspectos de la actividad mental. En efecto, los sistemas representacionales son considerados como los ladrillos que usamos para construir los muros de nuestras edificaciones mentales. Por tanto, nos hace falta un total dominio de ellos y sus cualidades para incrementar nuestra libertad.
Las características  o cualidades de nuestros  sistemas representacionales . Por ejemplo, el brillo, el tamaño, color, distancia, son ejemplos de sub  modalidades  en la visión. El volumen, tono, tempo, distancia, son ejemplos de sub modalidades auditivas capacidades para escoger, cambiar y usar las sub  modalidades de cada sistema representacional...


- Diálogo interno
Tú dialogas contigo mismo mediante palabras, preguntas y afirmaciones.
- Palabras y sentimientos
Ya he subrayado que es casi imposible conocer las palabras exactas que Jesús pronunció. A pesar de eso, podemos acercarnos a lo que posiblemente ha sido su COMPARTIR interno, si examinamos las palabras que le atribuyen los evangelistas.
Es probable que el mensaje central de Jesús  conserva más fielmente las palabras originales de Jesús. Estoy pensando en la  Buena Nueva que él proclama en estos términos:

“el tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva”).
MARCOS1, 15
Después de leer estas palabras, en especial sabiendo que “Buena Nueva” o “evangelio” significa “anuncio de felicidad”, quizá sientes una impresión agradable en tu interior.
Repito este mensaje en mi mente. Tal vez escuchas esas palabras como si fueran pronunciadas por la voz del mismo Jesús. Tal vez prefieres repetirlas con tu propia voz... No importa cuál sea tu elección. Simplemente escucha, una y otra vez, ese anuncio de la Buena Nueva...
Es probable que empieces a crear un sentimiento especial  a medida que vas repitiendo esas palabras de Jesús...” El tiempo se ha cumplido y Dios quiere ser el rey en mi vida, para regalarme la abundancia de sus cuidados, ternura, amor y alegría sin horizontes.” Cierro mis ojos y me escucho
Renuncio a las tentaciones, que es fuente inagotable de dolor, y las convierto;  Buena Nueva. Más específicamente, centro mi  vida en Jesús que siempre está cerca es mi amigo, y salvador. Lo estoy escuchando en mis oídos:
“Yo soy el buen pastor;
Y  conozco mis ovejas
y las mías me conocen a mí,
Como me conoce el Padre
Y  yo conozco a mi Padre
Y doy la vida por las ovejas                            Juan10, 14-15
Supongo que ahora mismo estás creando sentimientos de luz y estimulantes  con la repetición mental de las palabras de Jesús...
Tal vez estás aumentando tu autoestima al espejearte en la estima y amor de Jesús para ti... Eres tan valioso, que Jesús da la vida por ti...
Al mismo tiempo puedes ser consciente del dolor inmenso que implica el estar lejos de Jesús. “Convertirse”, en este contexto, significa alejarse de esa fuente de dolor que es el pecado.
Desde esta perspectiva entendemos que Jesús quiere salvarnos del sufrimiento, sobre todo del sufrimiento definitivo que es “el castigo eterno” (Mt 25,46). Y así, aunque los evangelistas ponen en labios de Jesús palabras de conversión, sufrimiento, cruz, castigo, condena, etc., su intención consiste en evitarnos penas y alcanzarnos goces. Por lo que busca que asociemos dolor con lo malo, y gozo con lo bueno.
- Generación de sentimientos por medio de preguntas
El importante papel de las preguntas en nuestra vida. Ellas activan el proceso de pensar.
Incluso cuando afirmamos algo, existe una pregunta detrás de esa afirmación. Si tú dices, por ejemplo, “Jesús es nuestro liberador, tu estás respondiendo a una pregunta. Esta podría ser, “¿cuál es el papel de Jesús en la situación actual de nuestra sociedad?”
Si las preguntas desencadenan el proceso del pensamiento, entonces es lógico que las preguntas intervengan en la generación de nuestros sentimientos. ¿Por qué? Porque, tal corno descubrieron los filósofos estoicos hace 20 siglos, nosotros sentirnos según pensarnos. Si concebimos pensamientos desalentadores, experimentamos sentimientos de desaliento (sombras ). Cuando tenemos pensamientos positivos generamos sentimientos de luz
Conocer esta realidad de nuestro funcionamiento personal resulta altamente liberador. ¿En qué sentido? En cuanto que nos descubre la posibilidad de crear determinados sentimientos mediante la elección de lo que pensamos en nuestra mente. En consecuencia, somos libres para producir alegría, mediante la elaboración de pensamientos gozosos. Y para esto, podemos traer a la mente hechos felices, aspectos agradables de la vida, experiencias dichosas...
No tienes que esperar a que sucedan eventos felices para sentir te feliz. No necesitas de una fiesta, de unas copas, de un chiste para convertir tu tristeza en alegría. Puedes conseguir este cambio haciéndote preguntas como. “¿qué es lo mejor que me ha sucedido en la vida?” “¿qué  regalos me ofrece hoy la vida?” “¿me ama Jesús?”
Porque nosotros podemos dirigir el curso de nuestros sentimientos por medio de palabras y preguntas, Marco Aurelio podía sostener, “Si te sientes abatido por algo externo, el sufrimiento no se debe a las cosas en sí, sino a la valoración que haces de ellas; y esta valoración tú tienes el poder de revocarla en cualquier momento”.
Jesús, de acuerdo a los evangelios, no menciona esta teoría o, mejor, este descubrimiento de los estoicos. Sin embargo, él parece inferir su existencia. Su tendencia habitual hacia pensamientos optimistas, preguntas alentadoras, valoraciones hechas de amor, nos demuestra que él era consciente del papel que el pensar juega en la vida humana.

Tal vez descubrió él mismo que nuestros pensamientos son disparados por las preguntas que nos hacemos... De hecho, en especial según el evangelio de Marcos, Jesús se demuestra maestro en el uso de las preguntas. En una revisión rápida de las páginas de Marcos puedes advertir cuán frecuentemente el Señor recurre al método de las preguntas.
Cierto, Marcos le atribuye todo tipo de preguntas. Yo, como puedes comprender, prefiero enfatizar las preguntas estimulantes o constructivas. 
 Las considero constructivas en este contexto de los sentimientos, porque ellas suscitan estados de ánimo capaces de alentar el desarrollo humano: autoestima, confianza, esperanza, alegría, amor, etc. Estos estados, de ordinario, nos impulsan al cambio, al crecimiento, a la excelencia personal.
Por ejemplo, déjate sentir  en tu corazón el eco de la siguiente pregunta. Pero imagina que estás entre la gente que escucha a Jesús mientras pregunta, “‘ es mi madre y mis hermanos?’ Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: ‘Estos son mi madre y mis hermanos.

Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi  hermana y mi madre
Mc 3,33-35

Sin duda alguna, la respuesta agregada por Jesús le da mayor  profundidad a su pregunta. Imagina, si quieres, que tú escuchas el mensaje que le están pasando, “tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan”. Ahora, de inmediato, deja que tu cerebro rumie esta pregunta,  ¿es mi madre y mis hermanos?”
Al menos, esta cuestión inicia una abertura en tu mente... Y tu cerebro se lanza a buscar una respuesta. Se da la tarea de revisar todos los archivos de tu experiencia y conocimientos,.. Puede ser que tú empieces a sospechar que Jesús te quiere y te ama. Tanto te ama, que te lleva en su corazón tomándote corno su hermano o hermana.
Más tarde, de acuerdo a la narración evangélica, Jesús
Confirma tu sospecha. Efectivamente, te llama su hermano hermana.
Al mismo tiempo refuerza tus sentimientos de autoestima, de confianza en ti mismo y de respeto y amor para ti.
Y estos sentimientos, como he insinuado ya, son capaces de impulsarte en el constante proceso personal de liberación.
Afirmaciones para la libertad emocional
En las apenas citadas palabras de Jesús tenemos un ejemplo de afirmación liberadora. El afirma su libertad y desapego ante su propia familia. Al mismo tiempo expresa su libertad para vivir en comunión con los pobres, los enfermos, los pecadores, los marginados por la sociedad.
Así se demuestra libre también para formar la comunidad mesiánica. La cual está constituida no sólo por hermanos y hermanas, sino también por ‘madres’. Los que siguen a Jesús encuentran en esta comunidad los vínculos familiares que han dejado atrás: hermanos, hermanas, madres, hijos.
Pero, no hay padres! ¿Por qué no? “No llamáis a nadie
‘Padre’ nuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo” Mateo  23,9

Aquí tenemos una de las mejores afirmaciones de Jesús, “ustedes son todos hermanos” (Mt 23,8), ‘porque uno solo es Padre  de ustedes.

A través de afirmaciones como éstas, que él autentifica con “señales” o milagros, nos vemos impulsados a crear sentimientos de confianza y fe en él. Si creernos que él es el Mesías, recibimos de él la libertad suprema, la libertad de comunicarnos con alma, su Padre amado. Realizarnos esa comunicación en unión con Jesús, el Hijo Unigénito. Y así, en comunión con “el primogénito” y reunidos con “muchos hermanos”, nos podemos reconocer unos a otros como “hijos de Dios”.
Ahora somos libres para zafamos de los poderes arcaicos que suelen atarnos a nuestros orígenes familiares, sociales, culturales. Podemos vivir en la libertad del Espíritu de Jesús. Por esto ‘entre el pueblo mesiánico de Dios el grito “ABBÁ” se convierte en la máxima expresión de libertad.
 La  afirmación, “ABBA querido papá que Jesús y los primeros cristianos  repiten nos dan una nueva experiencia de libertad Por este camino tú vas a crear sentimientos de autoconfianza, valentía, comunión fraterna y amor.
En el CELAM nos “encontramos” muchos  cristianos  a experienciar en   las comunidades  base y junto a ellos “vivimos la maravillosa  experiencia”de compartir nuestros propios “sentimientos  de luz y de sombra” que cambio la vida para siempre. Gracias al  Padre Luis Jorge González
La fábrica profunda de los sentimientos
Por ser verdadero hombre, el Mesías fabrica sus emociones como cualquier otra criatura humana. Enfoca sus sistemas representacionales hacia aquellos aspectos de la realidad que le permiten despertar sentimientos constructivos. Y con el mismo fin hace preguntas estimulantes, selecciona sus palabras con cuidado, hace afirmaciones impulsoras...
Detrás de estos procesos mentales, sin embargo, hay otros factores que influyen en el tipo de sentimientos que elaboramos. Entre tales factores, encontramos los valores, las reglas y  los meta programas.

a- Los valores en Jesús
A la luz del A-B-C de la vida, como ya sabes, comprobamos que nuestros valores determinan la clase de preguntas que nos ponemos a nosotros mismos. En esa medida, los valores dirigen nuestro enfoque y así influyen en nuestros sentimientos.
Técnicamente, los valores son cualidades estructurales de las personas y cosas. Estas cualidades hacen valiosas a las personas y a las cosas por cuanto contribuyen a la conservación, desarrollo y perfección de la vida humana. Por tal razón, los valores pueden ser clarificados mediante la pregunta;
¿Qué es lo más importante para mi en la vida?”
¿Que “es lo más importante para mí en las relaciones interpersonales?”
¿que‘ es lo más importante para mi en el trabajo? Y así sucesivamente.

Volviendo a Jesús, pongámosle esa misma pregunta:
 ¿Qué es lo más importante para ti en la vida, Señor?
“Mi alimento es hacer la voluntad
Del que me ha enviado y
 Llevar a cabo su obra...
Porque he bajado del cielo.
No para hacer mi voluntad,
Sino la voluntad del que me ha enviado...
Porque ésta es la voluntad de mi Padre:
Que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna
Y que yo le resucite el último día’
                                    JUAN 3,34; 6,38-40).
Parece claro que el cerebro de Jesús estima la voluntad de su Padre como el valor más importante para él en esta tierra. Y es palpable que la voluntad de Dios apunta hacia una meta muy concreta: la plenitud de su vida en nosotros. Quiere que seamos partícipes de su vida eterna. Junto con esto, su voluntad es que gocemos su amor, felicidad, serenidad y libertad.
Me parece innegable que Jesús se centra en las personas. Sus valores supremos son Dios Padre y cada uno de nosotros, sus hermanos. De aquí se sigue que tanto Dios como los seres huma nos constituimos el foco de atención para Jesús. Las cuestiones que se plantea mentalmente se refieren a su Padre y a sus herma nos los hombres. Y así se fabrica sentimientos centrados en las personas como bondad, afecto, confianza, amor...
Y también cumple la voluntad de su Padre enseñándonos a estimar no sólo los valores-intermedios, sino también los valores- finales.
Los valores intermedios son indispensables para la
 Conservación de nuestra vida: comida, vestido, casa, trabajo, dinero, descanso, familia... Pero todos estos valores no son sino medios para alcanzar determinados fines. No valoramos el trabajo por el traba jo, ni el dinero por el dinero. No buscarnos formar una familia simplemente por comprometernos con otra persona... Procuramos trabajo, dinero y familia por lo que esperamos lograr a través de todo eso: actividad, alimento y casa, vida, compañía, apoyo, comprensión, ternura, amor...
Esos sentimientos de amor, ternura, comprensión, felicidad representan valores -finales. Y los necesitamos para desarrollar nuestra vida y perfeccionarla. Por esta razón los valores-finales resultan valiosos para todos nosotros.
De paso podemos advertir la coincidencia perfecta entre los valores-finales y los valores cristianos. Jesús, de acuerdo a la voluntad de su Padre, asegura para nosotros lo mejor de lo mejor. El sabe muy bien que nosotros no queremos dinero, alcohol, drogas, sexo, viajes, etc., sino los intensos sentimientos que vamos a experimentar a través de esos valores-intermedios; diversión, placer, gozo, éxtasis, liberación del dolor, eliminación de tensiones...
Jesús toca el nervio de la cuestión. Y nos muestra el camino para disfrutar placer y felicidad, libertad, serenidad, amor, optimismo y todos los valores-finales que necesitamos para un constante e interminable crecimiento...
Creencias y reglas
Al llegar a este punto nos topamos con otra función de la mente: nuestras creencias. Como sabes, las creencias y los valores se encuentran en el mismo nivel lógico según JESÚS: Un solo mandamiento les dejo…..
EL blanco hacia el cual apuntan nuestros afanes, son los
valores. Las creencias representan las razones para saber si hemos dado en el blanco o no.
Tomemos un ejemplo. Uno de los valores-finales de Jesús es el amor. Amor al Padre y amor a cada ser humano. ¿Cómo sabe él si ama al Padre y a sus hermanos los hombres ‘hasta el extremo”?
Jesús tiene una regla para medir si llega hasta el extremo:
Dar su vida por sus amigos” Juan 15,13; cfr. 14,3!.
Las reglas, como ésa, tienen dos partes: si... entonces... Jesús, por tanto, piensa: Yo doy la vida por mis hermanos y hermanas y madres, entonces está claro que sí los amo y cumplo el plan amo roso del Padre.
En este contexto, las reglas aparecen como generalizaciones que hacemos. Son creencias que cada uno de nosotros fabrica para saber qué tiene qué suceder para cerciorarse de que ha alcanzado cierto resultado en la vida.
Podríamos preguntarle a Jesús, ‘Señor, ¿qué tiene que suceder para que tú sepas que eres feliz?” Su respuesta va a revelarnos las reglas que él usa en esta materia. Lo más seguro es que nos confiese que para él resulta muy fácil sentirse feliz. Lo que tiene que sucederle para saberlo y sentirlo es muy simple y variado. Si contempla;
“los pájaros del cielo’, o las “flores del campo”, o a sus hermanos los ‘más pequeños” recibiendo el mensaje del Padre, entonces “se llena de gozo en el Espíritu Santo”
Lucas 10,21
Si adoptamos las reglas de Jesús, nos resultará más fácil crear nos sentimientos constructivos  de LUZ, que corresponden a los valores- finales. Por tanto, si nos sucede estar vivos, respirar, ver, comer, oír música, saludar a una persona, recordar a nuestro Padre... entonces nos sentiremos felices, agradecidos, optimistas, serenos...
Si seguimos las reglas de este mundo, entonces nos resultará muy difícil alcanzar los valores finales como felicidad, paz, amor, optimismo... Para nuestros semejantes, condicionados por la publicidad de nuestro mundo consumista, tienen que suceder cosas muy complicadas para que se sientan felices.
Por ejemplo, necesitas grandes cantidades de dinero, una gran casa, coches, mucha ropa, beber alcohol, tener sexo extramarital, ejercer poder sobre otros, viajar sin límites, ser famoso, jamás ser contrariado o desengañado... para ser exitoso en ese mundo.
Las reglas del mundo son muy exigentes y se cristalizan en los valores-intermedios. Por ello nos vemos condenados al estrés, al mal humor, a la depresión, al sufrimiento innecesario, a la desilusión...
En cambio, Jesús nos invita a poner como blanco de nuestra vida los valores  Y nos muestra el camino más simple para conseguirlos. Si sucede que el día amanece, que el sol brilla, que los pájaros cantan, que las flores nos dan su perfume, que alguien nos sonríe, que tenemos trabajo, que el país está en paz, que tenemos salud, que estamos vivos.., entonces sentiremos emociones de alegría, entusiasmo compromiso amor, serenidad...
Meta programas
Además de los anteriores, existe otro factor más profundo y general que determina la clase de emociones que fabricamos: las meta programas. Estos son como las tendencias fundamentales de nuestra mente, y nos inclinan a enfrentar la gente, eventos, vida, mundo, Dios en un modo específico. Son más abstractos que la base interpretativa y determinan nuestro enfoque general a un asunto concreto más que los detalles de nuestro proceso de pensar.
El  primer  meta programa se refiere al modo de enfocar los problemas. Al ser enfrentados con una situación problemática buscarnos ya sea la evitación del dolor que el afán de placer.
Jesús, como todos nosotros, posee estas dos formas del  primer meta programa. Sin embargo, en los evangelios aparece más bien proactivo. Esto significa que hace más por conseguir placer o conquistar lo positivo que por evitar el dolor. Por ejemplo, decide curar al hombre de la mano paralizada, aunque sea sábado y aumente la oposición de los fariseos. De hecho, después de esta curación,
“los fariseos se confabularon con los herodianos contra él para ver como eliminarle” Marcos 3,6.
El segundo meta programa, tamaño del desplazamiento, tiene dos posibilidades, grandes desplazamientos (generalidades) y pequeños desplazamientos (detalles). Jesús utiliza ambos. Propone fines distantes, ideales muy elevados Lo cual corresponde a gran des desplazamientos. Pero, al mismo tiempo, Jesús es hábil para cuidar de los detalles. En la cruz dice, “tengo sed para cumplir la Escritura. Es detallista.
En una síntesis genial, Jesús promueve el universal Reino de Dios y simultáneamente es afectuoso con cada persona que se acerca a él.
El marco del tiempo es el tercer meta programa. Entre el corto plazo y el largo plazo, Jesús prefiere este último. Por lo mismo, se inclina más hacia el futuro. No descuida, sin embargo, ni las sanas tradiciones  ni las profecías del pasado. Y junto con esto, él sabe vivir con intensidad el aquí y ahora del presente. Y nos enseña a sumergirnos con gozo en el presente
“No os preocupéis del mañana”. Por otro lado, “alégrense  y regocíjense, porque la recompensa será la más  grande en los cielos” Mt 5,12( es decir, en el futuro)...


Su enfoque a la solución de problemas -cuarto meta programa se centra sobre todo en las relaciones con afiliación. influencia). Lo cual no significa que Jesús descuide las tareas (trabajo, acción). En realidad consigue un extraordinario equilibrio entre relaciones interpersonales y tarea, porque su tarea es cumplir la voluntad de su Padre.

“Y ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda ninguno de los que él me ha dado, sitio que lo resucite en el último día” Juan 6,39
Jesús cumple sus tareas en el contexto de las relaciones, sea con su Padre que con los seres humanos. El equilibrio entre ambos aspectos es digno de ser imitado.
Consigue un equilibrio similar en el quinto meta programa: el modo de comparación. Jesús logra armonizar con cada criatura humana en cuanto que se ha hecho hombre. Siendo el 1-lijo de Dios asume nuestra condición humana. Por tanto, la similitud que logra con nosotros es increíble. Sólo nos distingue el pecado. Fuera de esto, todo lo humano cae bajo el afán de armonizar que palpita en el corazón de Jesús.
También echa mano del- meta programa opuesto: desarmonizar. Ciertamente no está de acuerdo con sus opositores. Y los confronta con valentía. Dice a los fariseos, “ bien violan el manda miento de Dios, para conservar vuestra tradición. Porque Moisés dijo:” Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte”.
Esta serie de meta programas nos ayudan a delinear un poco más los rasgos de Jesús. Nos permiten marcar un poco más las tintas del retrato que los evangelistas nos han pintado. Y entre otras cosas, podemos advertir en Jesús tos rasgos propios del que es verdadero líder, Notemos, por ejemplo, su inclinación hacia lo positivo, grandes desplazamientos, largo plazo, relaciones humanas, etc. Sin duda alguna, con todas esas cualidades no podía dejar de convertirse en el mayor líder de la historia.
Te habrás dado cuenta que esos meta programas nos inclinan a la creación de ciertos sentimientos. Si tú te orientas hacia lo positivo, es muy probable que suscites en tu ánimo emociones de entusiasmo, optimismo, creatividad... Y así, cada meta programa te predispone a experimentar un tipo determinado de sentimientos.

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