ENFOQUE DEL TEMA N° 6
"EL AMOR VERDADERO NO USA MASCARAS"
Todos los juegos tienen reglas que las personas que participan en él deben conocer y respetar. Cuantas veces yo estoy jugando y no vivo honestamente mi vida. Me doy cuenta que jugar en la vida es pérdida.
Mis máscaras viven en mi estructura cuando no tomo en cuenta mi esencia, donde habita Dios en mí.
Cuando yo usé máscaras perdí la alegría de vivir, perdí la comunicación plena con los demás, perdí el saber escuchar, y que me escucharan, viví frustrado. Cuando me di cuenta de esto, deje de jugar y ahora soy feliz.
Mi juego era el de las máscaras (peleas, infidelidades, trabajólico, orgullo, soberbia, egoísmo, mentiras, guerras, violaciones de todo tipo, suicidios, drogadicción, separaciones, vacíos, me creo semidiós), ocultaba todo lo que había dentro de mí. ¿Saben qué era? Era mi necesidad de amar y ser amado, de ser útil, de mostrarme a los demás con mis virtudes y mis defectos, mis complejos, mi falta de aceptación a mí mismo.
Para mí, mostrar mi verdadera realidad, mi propio yo era debilidad, y delante de todo el mundo yo usaba mis máscaras de falsa alegría, de no necesitar a nadie, de ser una persona dura, estricta.
Con mi manera de ser no me comprometía con nada, nadie me pertenecía tampoco, fui una isla. El amor que encontré en mi vida me hizo cambiar, me hizo ver que había estado perdiendo mi tiempo. Descubrí quien era yo realmente, ahora conozco mis virtudes y defectos, me he aceptado a mí mismo, y esto me hace aceptar a los demás tal cual son. El causante de estas mascaras era el no conocimiento de mi esencia que permanecía prisionera.
Ahora soy capaz de mostrarme a los demás tal cual soy. Me siento feliz de vivir la vida que Dios me ha dado, siendo yo mismo. Tengo muchas ansias de pertenecer a muchas personas y lo estoy logrando, también sé que muchas personas me pertenecen.
Reconozco ahora que desde que le quité el domino de mí a mi estructura y se lo entregué a mi esencia (Dios en mí), mi vida cambió. No tengo ningún impedimento para poder acercarme a los demás y que los demás se acerquen a mí. Estoy mejorándome, mejorando el mundo. Evito caer en el juego de los demás. Si yo lo hago perderé nuevamente todo lo que ya he ganado de la vida. Me ensucio y ensucio a los demás.
Si todo el mundo descubriera su esencia y dejara de lado sus máscaras, seríamos más humanos para saber aceptar y entender a los demás con sus virtudes y defectos, con sus penas y alegrías, con sus momentos de euforia o angustia.
Por eso, como yo deseo que este mundo cambie, he dado el primer paso, me he quitado las máscaras (integrando toda mi potencia de ser a mi esencia). Ahora que he dejado aflorar mi esencia me siento feliz de ser como el Creador me soñó.
Mis virtudes las exploto para los demás. Mis defectos los voy mejorando. Me siento limpio y perdonado.
Jesús nos dice:
"Ustedes son la luz del mundo: ¿cómo se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte? Nadie enciende una lámpara para taparla con un cajón; la ponen más bien sobre un candelero y alumbra a todos los que están en la casa. Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras y por ello den gloria al Padre de ustedes que ésta en los Cielos."(MT.5, 14-16)
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