miércoles, 5 de octubre de 2011

Corazón a corazón entre el hombre y Dios.

Corazón a corazón entre el hombre y Dios.
Este “”COMPARTIR” entre el corazón humano y el divino implica cinco pasos:
MEDITACIÓN
Esta clase de oración suele producir un “estado alterado de conciencia”. En este estado MI mente se vuelve más perceptiva, más independiente, más hábil para ayudarme a realizar mis proyectos.
Al mismo tiempo, la meditación abre las puertas del sagrario de tu intimidad donde, además de la presencia de Dios, refulge la claridad de mi mente inconsciente. Esta mente, de acuerdo a EJE íntimo personal es la responsable de mi auto conservación con todas sus implicaciones. Por tanto, ella se ocupa de mi respiración, digestión, equilibrio hormonal y de la temperatura, reposición de las células muertas, etc.
La otra dimensión de la mente inconsciente (yo profundo), mucho más profunda y central, aparece como un guía interior, el cual es como un reflejo de la sabiduría eterna de Dios en mí. Es como un observador objetivo y archiva de todo lo que me concierne —creencias, emociones, etc. Se ocupa de mi bien —conservación, desarrollo, salud, bienestar y plenitud en forma radical—.
Cuanto más me comunique y me mantenga unido con mi mente inconsciente, tanto mayor será mi congruencia personal. Y al mismo tiempo será mayor el aprovechamiento de nuestros recursos y talentos. También al ser mejor la unión con la mente interior, .será mejor mi desempeño como mensajeros de buenas noticias.
Por tanto, “el compartir de corazón a corazón” me conduce hasta el más pro fundo centro del corazón es un don precioso. Ella nos permite hablar con Dios de corazón a corazón. Ella da acceso a la comunicación con la mente inconsciente. Ella favorece la integración con nosotros mismos. Ella nos brinda la oportunidad de practicar el amor a Dios, al prójimo, al mundo y al propio yo.
En efecto, “el compartir profundo” es una forma de orar que me hace intercambiar amor con Dios en el contexto de la humanidad y del cosmos. Lejos de apartarnos del mundo y de los hombres, nos permite recoger buenas noticias para ambos: la naturaleza y cada uno de nuestros hermanos.
Es como si la oración mental nos hiciera partícipes de las riquezas divinas. En consecuencia nos transforma, a semejanza de Dios, en bancos o centros de información. Así nos volvemos capaces de ofrecer buenas noticias, las cuales, más allá de las palabras, afloran en el brillo de nuestros ojos, en el tono de voz, en las actitudes bondadosas con que se expresa nuestro corazón desbordante de amor.
La meditación, por tanto, se revela como el camino real para convertirme en bancos de buenas noticias. Es como convertirnos en personas “buenas” que encarnan la bondad de Dios y emiten, sin proponérselo, mensajes de “luz divina”.
Esto significa que, de acuerdo al plan de Dios, no soy un mero canal de su bondad y sabiduría. Soy una palabra de Dios encarnada en el cuerpo y alma de nuestra identidad personal. Más que un micrófono que transmite información benéfica y alentadora, soy persona. Somos individuos diferentes de Dios, pero hechos a imagen de Dios y destinado a convertirme en una noticia viva de la bondad, del amor, de la vida eterna que Dios me regala gratuitamente.
El poder de la contemplación es debido, entre otras cosas, a la asociación que logra entre la mente inconsciente y el Creador. Busco;
1 UN LUGAR TRANQUILO
2 POSTURA CORPORAL CÓMODA
3 ESTARSE AMANDO AL SEÑOR
4 DEJAR LOS PENSAMIENTOS A UN LADO
5 HACER UN ACTO DE ESPERANZA

No hay comentarios: